¡Pam, pam, pam...!, la lengueta empujaba otra de las enormes grapas de 4 centimetros de longitud, las dos agujas penetraban en la madera y una de ellas resbaló sobre una veta más durá, asomó bruscamente y se incustró en la yema de mi pulgar.
- ¡Joder, hostias, coño...!.
La sangre manó y la frase del cliente surgió como un relampagó en mi mente.
- Ahora las horas no tienen valor... -habia murmurado contestando a mi pregunta.
- Te tengo que dar presupuesto de todo esto, ¿no...?, es que hay que sacar plantillaje y eso lleva unas horas -le pregunté esa misma mañana observando las fotografias que me habia traido. Una rinconera y un elegante sofacito con planta de riñón para dormitorio- joder y es que siempre me traeis un huesos de cojones.
- Y que no falten los huesos.
Huesos a precio de saldos...., le habria contestado, pero suspiré y empecé con el tipico interrogatorio sobre las medidas. Más tarde, cuando volvía quedarme a solas en el taller, me sentí débil, fatigado y rendido ante esa frase, ahora las horas no tienen valor..., tampoco mis años de experiencia, tampoco el deseo de hacer las cosas bien y con dignidad. Nada de eso contaba ya, pero era trabajo y fui sacando plantillas, marcando los tablones, diseñando los reposabrazos desmontables, cortandolos, montandolos y preparando esa mesura que mi padre me enseñó a hacer.
Mientras el aire comprimido impulsaba la lengueta y las grapas aseguraban las piezas entre si, recordaba a papá preparando aquellas mesuras. Eran unos apliques conicos que abrazaban las consolas de los sillones orejeros. Las cortaba con mimo y las aseguraba con tachitas que no clavaba del todo para luego poder retirarlas y moldearlas después con la sierra de cinta y con la raspa. Era un trabajo delicado y entretenido y a papá le gustaba hacerlo.
Pensaba en él y sonreía, gracias a ese aprendizaje iba clavando una especie de mesura al sofá del cliente, las grapas entraban en las medias lunas hasta que noté como una de ellas entraba y salía clavandose en mi pulgar.
- ¡Joder, hostias, coño...!.
Que bonito Pedro. Se nota que adoras lo que haces. Las horas del artesano y su experiencia nunca se valoran lo suficiente, aun así el buen profesional no deja de hacer bien las cosas aunque tenga que echar mil horas. Muy buen relato. El desafío es grande pero ¿quien mejor que tu para ganarlo?
ResponderEliminarUn abrazo
uff que daño hace eso.Aunque bueno,si sale sangre es que estás vivo;)
EliminarNo puedo estar más en desacuerdo con tu cliente.Si tus horas no valen¿que es lo que vale?Nosotros vivimos de las horas,de nuestro trabajo.Y aunque solo podamos cobrar la mitad no reducen su valor.Porque es la forma más digna de ganarse la vida.Sin especulaciones ni ventas abusivas.Sin engañar a nadie.Pues claro que valen tus horas Pedro.Como el oro!Otra cosa es que pretendan no pagártelas.
Ei,me han encantado los brazos.
Clara y Oscar, ¿sabeis loque me decía ayer Jaime,mi amigo el ebanista, cuando le contaba esta anecdota...?, me contestaba esto.
Eliminar- Joder Pedro, pero si el tiempo es lo que vale realmente, el día en el que los bancos o los gobiernos puedan comprar las horas será nuestro fin.
Clara, la rinconera ya está casi terminada, por ciero, cuando los cientes me preguntan que les voy a cobrar les enseño un dado con precios elevadisimos y un cronometro dentro de una cajita de maderaque hizo mi padre.
- ¿Que quieres que use para sacarte el precio, el dado o el cronometro....?
Y Osacar,que buena frase, ¿si las horas no valen que es lo que vale..?,¿como entonces se valora un trabajo...?,¿especulando como Bankia o el clan Pujol....?.
Bueno, el caso es que cuando termine dentro de un rato la rinconera me piro al campo con loc chuchos a hacerme un poco mas perrigalgo.
Besos y abrazos...., por riguroso orden,je,je,je.
La verdad es que todo está cambiando muy rápido, no quiero decir que a peor, pero es como si fuésemos más artesanos que nunca. Paso más horas trabajando que durmiendo o haciendo cualquier otra cosa, y me cunde poquísimo... Los clientes aprietan más y más, yo diría que de forma casi indecente. Y claro, los "tontos" como nosotros no queremos bajar la calidad de lo que hacemos. No podría ser de otra forma.
ResponderEliminarDisfruta del silencio y de los perros.
Un abrazo
¿Sabes lo que pasa Julia...?, que da la sensación de que las personas piensan que todos estabamos robando, que todos estabamos recibiendo sobres, que todos estabamos alterando el precio de las cosas y estafando...., y no eso no era así. Mis precios siempre han sido justos y equilibrados, mis margenes han sido honestos...., por eso no tengo el margen de maniobra que pueda tener un industrial que trabaja con un 300 % de margen, por ejemplo.
EliminarJulia, ya estoy en el campo, pedaleando, saliendo con los perros,escuchando a los pajarillos....
Hoy en dia solo se pagan las horas de banqueros, politicos y los mentirosos, aunque no se manchan mucho las manos, bueno y si se manchan es con nuestra sangre.
ResponderEliminarUn saludo
Ni los banqueros ni los politicos tienen crisis ni saben lo que es, solo saben que nos han apretado el cuello y que no nos hemos quejado, ahora ya lo saben y nada volverá a ser igual. Para ellos somos carnaza a la que exprimir y ordeñar hasta que estemos secos como un bacalao salado..., y ni aún así nos dejarían en paz....,bueno, hasta que rueda la cabeza de un banquero o de un politico,igual así las cosas cambiaban.
EliminarXiquet...nuestras "ideas" jamás nos han separado, al contrario, creo que hemos sabido compartir nuestras "personalidades" por encima de cualquier idea. Así que no tomes esta recomendación como adoctrinamiento (término de moda), ni nada parecido.
ResponderEliminarHay personas que aplican el sentido común cuando piensan y algunas, incluso, son capaces de decirlo en público.
Si nunca has escuchado hablar a Pepe Mujica, presidente de Uruguay, te recomiendo este vídeo: "Pepe Mujica sobre el consumismo".
Horas, tiempo, trabajo, libertad, consumismo...merece ser escuchado y luego, cada cual, que use su sesera.
Éste es el enlace: http://www.youtube.com/watch?v=iMHUCkTORkE
Por cierto, cuando mi padre trabajando se golpeaba algún dedo de la mano (de uno le falta la punta, porque se lo tragó una máquina)...siempre decía "Sólo es una mancha de tinta de la estilográfica". Nunca le ha faltado el humor, así que veía el cincel o la picareta tan válidos como la pluma del escritor.
Besetes, xiquet.
Maria, xiqueta...., cuando vuelva a Valencia escucharé a Mujica..., por cierto, sabes que a mi también me falta la punta.....,del índice de la mano izquierda, también se lo comió una maquina, en conreto la cepilladora. Por cierto, el otro día se lo enseñaba al niño chino que me visita todos los días y creo que le impresionó.
EliminarNo soy artesano,pero soy capaz de percibir la pasión por un oficio y lo más importante: por un trabajo bien hecho, con el mejor control de calidad posible: la certeza de haber usado tus propias manos en su ejecución (a pesar de las heridas de guerra ;-)) y haber utilizado la sabiduría transmitida.
ResponderEliminarAhora que el ladrillo no se sirve y la bolsa es un juego de mesa, ya se especula con la salud (el nuevo mercado de especulación) y el siguiente..será, como ya habéis dicho: el tiempo. Ahí dejo esta reflexión a lo Blade Runner.
Blade Runner....,hace mucho tiempo que la vi y creo que es momento de revisionarla. Así es Lomanú, el tiempo, ya me lo comentó Jaime Fabra, el día que el tiempo lo puedan comprar los ricos, nos lo venderán y pagaremos por ver pasar los minutos de nuestra propia vida.
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