domingo, 23 de junio de 2013

¿QUE PENSARIA PAPA, EL VIEJO EBANISTA...?.




Este retrató lo pintó con la mano izquierda, su brazo derecho estaba completamente paralizado, y me parece que es  Antonio Machado o Miguel Hernandez.
                                                             

   No pasa ni un solo día sin que recuerde a mi padre, sigo trabajando con muchas de las plantillas que él diseñó, sigo durmiendo en la misma habitación que compartimos durante los ultimos ocho años de su vida, la misma en la que falleció, la misma en la que muchas noches me contaba vivencias de su vida, de su infancia, con esa voz que se le quedó tras el brutal ictus. Muchas de aquellas historias ya me las habia contado, pero yo volvía a escucharlas y sonreía en la oscuridad.
   Ultimamente vuelvo a pensar en él con mas intensidad y con cierta angustia, cada día noto que me parezco más a él, simplemente porque soy su hijo, porque soy humano y porque mi organismo va acumulando el paso de los años, porque ahora ya se que tarde o temprano yo ocuparé una cama como él la ocupó durante esos ocho años, solo que yo no tengo hijos. No tengo la familia que él y mi madre crearon en aquellos años duros en los que las personas parecian estar hechas de otra pasta.
  Pienso en el sentido de la vida, en el cambio de las costumbres, en las nuevas formas de ver la familia, en las nuevas formas de ver las relaciones entre padres e hijos..., y percibo que poco a poco nos vamos alejando inexorablemente de su sentido mas ancestral y primigenio, del calor y del amor que debería envolver siempre a la relación entre madres e hijos, entre padres e hijos.
  Vamos hacia otra sociedad, hacia otra forma de vida y de percepción....., pero bueno, a mi me quedan  esos ultimos ocho años de recuerdos atendiendo a papá, con todo lo bueno y lo malo que acarreó.







  Y ahora mismo me pregunto que pensaría papá, el viejo ebanista de esta nueva forma de captar clientes por Internet, de las nuevas formas de relacionarte con ellos...., no se que pensaría, pero papá era algo visionario y me imagino que habría disfrutado y que habría creido en la red como una nueva herramienta. Imagino que le habría gustado ver sus propios dibujos y apuntes volcados en este universo, esos dibujos que hacia muchas tardes, sentados en el despacho, recordando las novelas de piratas y aventuras que leía de adolescente  o mirando el telefono esperando la llamada de algún cliente, dibujando la escobilla de quitar el polvo, gafas, sus propias manos o a sus actores favoritos protagonizando esos westerns que tanto le gustaban.









   

martes, 18 de junio de 2013

BICIPALO...., EL ORIGEN DEL NICK.


  


  Aquellos colegas de la peña de bicicleta de montaña, La Pajara, me vieron llegar montado en esa bicicleta, que parece salir de entre los mismos tablones de los que salen los osos y los Featherston y tardaron poco en bautizarme.
   - La Bicipalo, coño...., y tu Bicipalo. 
    Y con Bicipalo me quedé.
  Han pasado algunos años desde aquel encuentro, ellos ruedan cada vez en un lugar, incluso algunos de ellos tontean con el lado oscuro, es decir con el ciclismo de carretera. Yo y la Bicipalo seguimos rodando por las pistas de la Calderona, alguna vez nos cruzamos y entonces se escucha esa saludo.
   - ¡Bicipaloooo....!!!!

   










viernes, 14 de junio de 2013

FRANCESC RUIZ, UN TAPISSER DE LA TERRA.


    

   A veces uno desea callar, agachar la cabeza y desaparecer como un eslizón entre la maleza, o como una rana entre las remansadas aguas de los arrozales.
    A veces los ánimos se van al fondo y uno no tiene ganas de escribir ni de ver, no tienes ganas de sentir, tan solo anhelas que llegue la noche para dormir y olvidar durante el sueño todo eso que durante el día te aplasta, pero al final ocurre algo que te obliga a hacer eso que te gusta hacer, a contar tus vivencias, a hablar de alguien..., y hoy quiero hablar de Francesc Ruiz, un tapisser de la terra, que hace unas semanas me encargó la replica de un sillón basculante y giratorio. Una pieza muy especial recuperada en un rastro y que Francesc queria relanzar.



                                             

  Y esta mañana he conducido hasta Sueca, hasta unos de esos pueblos valencianos de la Ribera Baixa, planos y rodeados por arrozales infinitos, envueltos por esas tablas de aguas mansas, que el viento de levante suele rizar y que según pasan los meses se vuelven verdes con los brotes del arroz, después el color de las pajas tras la siega los vuelve marrones y tristes, llegan las quemas y culmina todo ese proceso que forma parte de la vida y de la sangre de estos valencianos que hablan con dulzor y que aman su tierra y sus costumbres por encima de todo.
  Francesc es uno de ellos, uno de esos hombres que sienten el arrraigo de la tierra y de los origenes y que se sienten plenos con su familia, con su trabajo, con el sol del mediterraneo y con esa luz que siempre inunda a estas poblaciones costeras.
   He observado desde la ranchera los campos de arrroz y no he podido evitar recordar mi infancia junto a mi padre, las jornadas de pesca en el Perellonet o en la Albufera, mis correrías entre los juncos y los carrizos, el olor de la harina de maiz mezclado con aceite de higado de bacalao, el olor de las carpas o de la llisas, el olor del salitre.
  Se lo contaba a Francesc y él sonreía en su despacho mientras yo observaba una foto colgada en la pared.
    - ¿Quien es...?, ¿tu hija...?.
    - No, es la meua dona.... -ha contestado en un valenciano puro y dulce, lejos de las normalizaciones y de los academicismos artificiales que los burocratas de la lengua han impuesto por la fuerza- aixo es en el Senegal, en un viatge que varem fer per nostre conter.
   Francesc confiesa que le gusta observar a las otras culturas, sus costumbres, sus habitos..., de la misma forma que él conserva la querencia por los caballos de tiro y arrastre, entonces ha sido cuando le he encontrado el sentido al forcall que habia visto por uno de los rincones de la tapiceria. En ese momento he asociado los caballos a los arrozales que araban, que trillaban, que volteaban los fangos, que cargaban con la siega..., las esencias del campo valenciano, el tiro y el arrastre, la comunión plena entre el hombre y su tierra, entre el trabajo y el pan, entre el esfuerzo y la cosecha.




   De vuelta a Valencia he descubierto que necesitaba cambiar de aires, me he sentido bien y he sonreido al recordar cuando una muchaca risueña y simpatica ha saltado sobre el cuello de Francesc y lo ha envuelto a besos....., era una de hijas y me ha parecido conmovedor, la muchacha no ha tenido el menor reparo en abrir sus sentimientos y emociones ante un desconocido como yo.


  
 Información sobre las fotografias.
La preciosa foto del arrozal en Sueca es de   www.eduardonave.com 
Y las del tiro y arrastre de
 javibenedito.blogspot.com


domingo, 9 de junio de 2013

EL VARIOPINTO UNIVERSO DE TAPIZADOS GOMEZ.








  Julian y Jose me llaman para que le tire unas cuantas fotos al humilde tresillo, que ya está listo para devolver a la clienta. 
  Y frente a las nuevas oficinas municipales, el tresillo parece crecerse ante la moderna arquitectura y su tela roja, casi magmatica y sus dibujos perfectamente casados, desafian a las moles cuadradas, a esos inmensos cubos acristalados que parecen mirar desdeñosamente a los restos de ladrillo visto de la antigua carcel modelo de Valencia.
  Pero en algun momento de la sesión fotografica, móvil en mano, alguien nos silba desde la tapicería, son los otros, los otros muebles que habitan en el curioso universo de los dos hermanos y que también quieren posar para la eternidad. 






   Una mariantonieta, vestida de vaqueros y declarada en rebeldía, ahora, ya en la vejez, una estilizada butaquita, de cintura imposible y de huesudos hombros que sin saber porque me recuerda a la silueta de Audry Herpur, un balancín salvado del contenedor, que oscila sonriente, casi sintiendose distinto a las dos butaquitas, incapaces de moverse por si mismas, a él,, el mismo viento de levante lo puede mecer, incluso hacerlo murmurar cuando la madera chirria.











miércoles, 5 de junio de 2013

EL PAPA BEAR Y YO............., EL OSO.


  

       Cuando algo se plantea mal desde un principio no puede salir bien por mucho que te empeñes y desde luego no se pueden cazar osos si no los observas bien, si no los estudias, si no te fijas bien... y dificilmente puedes cazar un oso si nunca has visto uno.
  El Papa Bear no es un sillón tecnicamente complejo, la complejidad está en sus volumenes, en como fluyen y en como rompen con las leyes de la armonia o de la estetica.
   El Papa Bear renuncia al protagonismo del asiento y se recarga en la parte alta, se abre de arriba hasta rebasar la anchura total de la pieza y finalmente el asiento se cierra, humillado por la grandiosidad del cabezal, agachando la cabeza ante la media luna del copete..., ahí está el atractivo de este peculiar sillón, esa era la dificultad, lograr esa armonia con unos volumenes repartidos de una forma audaz y arriesgada.

lunes, 3 de junio de 2013

EL ZARPAZO.


      

  Hasta el momento tan solo habia gruñido, tan solo se alzaba sobre las patas traseras o removia el serrín del taller, pero hoy le he mirado fijamente y con menos miedo, no se cuanto tiempo he sido capaz de mantenerle la mirada, pero creo que ha sido el suficiente para saber que había llegado el momento de decidir, ha sido entonces cuando me ha lanzado el zarpazo. Pero el cerebro primigenio ya habia decidido por mi, unas decimas de segundos antes de que yo viese esas uñas enormes muy cerca de mi cara..., he retrocedido apartando la cara y me he encaramado en su espalda, le he apretado el cuello hasta que he notado que ha dejado de revolverse y de resoplar, aunque su corazón encabritado seguía latiendo. 
   Ha sido en ese momento, contemplandolo así cuando he podido darme cuenta de sus proporciones, cuando he podido observar de cerca esas enormes uñas que después he aprisioando con los gatos.



     

sábado, 1 de junio de 2013

UN HUMILDE TRESILLO.




 









 - Pedrín, cuando terminemos el tresillo, otra vez sin faena -protesta Julian mirando hacia un sofá que nada tiene que ver con el Papa Bear de Wegner, con el Poeme de Jhul o con los exclusivistas diseños de 6000 euros de Guy.




  Es un humilde sofá hecho por mi, el de la clienta era de tablero aglomerado y estaba machacado, pero era muy comodo y acogedor, por eso decidieron hacerlos nuevos, pero esta vez de madera.
  Es un humilde tresillo de los que se fabricaron miles y miles durante los años cincuenta y sesenta, poco profundos, sin diseños, basados en las medidas reducidas de los modulos y de costes muy contenidos. Eran los diseños ideales para vestir los hogares de unos españoles que poco a poco iban aumentando su nivel de vida y también de estatura, aunque lo de la alzada aún tardaría unas decadas.
  Eran los tipicos tresillos tapizados en polipiel y en los que te quedabas pegado durante los veranos sin aires acondicionados, eran esos tresillos a los que las esposas gustaban de engalanar con mantillas tejidas primorasamente, en cabezales y reposabrazos. Eran los clásicos tresillos en los que se veía la tele en blanco y negro, los toros y el partido de futbol del domingo. Incluso miles de españoles debieron ver "La cabina" desde esos sofás, desde esos sillones que despues de años de uso estan terminando en los contenedores tras miles de horas de reposo, de siestas, de cabezaditas, de alegrias y de lloros.
   Es un humilde tresillo que jamás saldrá en las paginas de AD o de Nuevo Estilo..., pero es el que la clienta quería porque siempre se habia sentado en él y porque formaba parte de su salón, de su casa, de su vida y de sus recuerdos.