Fragmento de "LA DECORADORA"
"....................Sara contuvo la respiración, dio un par
de pasos más y deseó que ese momento durase eternamente, su instinto le decía
que no estaba ante una réplica china. Los doce botones aún permanecían ahí,
dando forma al generoso respaldo, aunque algunos de los muelles asomaban entre
la tela desgarrada. El cojín apenas si abultaba y su vivo serpenteaba alrededor
de la platabanda como sujetando la
tela, como luchando por mantener el decoro de aquella pieza fantástica, al que
le faltaba una de las zarpas, los agujeros de los mechones aparecían vacíos,
pero el Papa Bear se mantenía digno, autentico, deseando que la decoradora lo
alzase para comprobar si bajo el delantero
se encontraba el sello del ebanista danés que fabricaba las piezas diseñadas
por Wegner.
Sara rodeó al Papa Bear lentamente, sintiendo como el
sonido desaparecía a su alrededor y escuchando tan solo su respiración,
percibiendo la pureza de ese momento y agachándose frente a él, como realizando
una genuflexión, una reverencia ante la deidad. Terminó arrodillada ante el
orejero, se agachó un poco y con cuidado lo levantó por delante, vio las
cinchas del asiento combadas, colgando hacia abajo, ya cedidas y fatigas,
percibió como la estructura de fresno rechinaba, se quejaba como un enfermo que
se dejaba explorar y descubrió el sello, casi borrado y descolorido, casi una
leyenda que le provocó un vuelco en el corazón, “…Made in Denmark, designer, Hans J Wegner, A.P. Stolen. Copenhagen…” y al mismo tiempo algo que
tiraba de su cuello hacia atrás con la fuerza de un latigazo.
- ¡ Eso es mío, hijaputa…!....................."