lunes, 28 de abril de 2014

RECUERDOS Y FUNDAS EN TAPIZADOS CASTILLO.





 

   Jose Castillo vuelve a enviarme fotografias de algunos de sus trabajos, pero esta vez también ha incluido una imagen llena de nostalgia y de recuerdos.
   Observo la fotografia y me doy cuenta de que solo con esas imagenes podemos congelar el tiempo, solo con esos recuerdos en forma fisica tenemos una referencia fuera de nuestras neuronas de lo que fuimos, de lo que pasamos, de nuestros padres, de los momentos que desde luego no regresarán, de nuestra infancia o de nuestra juventud. De otros tiempos en los que habia trabajo y la familia de tapiceros trabajaba junta en un mismo taller y bajo un mismo techo.
   Casimiro, el padre de los hermanos Castillo, se jubiló, es algo que ocurre cuando cumples los 65 años, bueno, ocurria hasta ahora, de ahora en adelante jubilarse podría convertirse en un lujo.
   Javi también dejó la tapiceria familiar y ya solo quedan Jose y Jorge, para encarar esta brutal crisis y para mantener el nombre de Tapizados Castillo donde siempre ha estado, sonando con fuerza y recorriendo las calles de Valencia con la Peugeot blanca rotulada con ese mismo nombre "Tapizados Castillo".
  Eran otros tiempos...., y vaya como suen esta frase, nos movian otras ilusiones y otras pasiones, como el frontenis. Tanto amaba la familia Castillo este deporte que incluso lo incluyó en forma de guiño en la rotulacion de la furgoneta. Bajo la segunda A de Tapizados surgia una pelota de frontón que dejaba el rastro del rebote en la franja roja, el la rubrica del clan de tapiceros.
  Pero pese a esta crisis, aún siguen tapizando o confeccionando fundas a medida, restaurando o de vez en vez, tapizando algun modelo nuevo.







 

viernes, 25 de abril de 2014

BRILLOS Y DESTELLOS, AGUAS Y SOMBRAS SOBRE LA TELA DE PATRICIA.




   



 Cada vez que visito a los hermanos Gomez me pregunto si estan tapizando los dos Featherston para Alberto y Patricia o si estan tapizando a dos camaleones con formas de sillon de los años cincuenta.
   La tela parece tener mil caras, mil sonrisas y mil guiños...., responde a la luz que llega desde la calle, a la esteril luz de un tubo fluorescente, al destello de un flash o al brillo de los mismos ojos que los contemplan. A veces parece metalica, otrás de un gris oscuro opaco y los botones aparecen y desaparecen en un baile de claros y oscuros.




  Y me puedo imaginar como los dos Featherston bromearan con Alberto y Patricia, cuando se asomen al salon y un dia los vean grises y otros plateados, cuando un día piensen que no hay botones y que por la tarde descubran que siguen ahí, entre las aguas y las sombras, entre los brillos y destellos, entre juegos de luces que llegaran a hacerles creer que son camaleones en vez de sillones.
   

jueves, 17 de abril de 2014

Zeng corria junto a Duna..., en un viaje a través del tiempo.






   Zeng, mi amigo chino de unos doce años, no podía creer lo que estaba viendo, después de que quitase la lona que cubría a Duna
  La Virago 535 era mas alta que él y el niño nunca habia visto una moto pintada con el color del desierto, con el color de las dunas y tampoco habia visto al esqueletero vestirse con una cazadora del mismo color, tampoco le habia visto con ese casco vintage, nunca le habia visto montado en una moto..., por eso le miraba con sus ojos rasgados intensamente y por eso echó a correr junto a él, mientras la custom rodaba lentamente, en segunda, recorriendo la calle y derramando el ronroneo de sus escapes junto a la respiración anhelante del niño.
  Corría sobre la acera a la misma altura que la Virago 535, yo sonreía y le animaba mientras los vecinos nos veían competir en una hermosa carrera que desataba mi imaginación, hasta el punto de llegar a ver a caza japones que volaba demasido bajo y dejando una triste estela de humo negro que anunciaba el fin del Imperio del Sol.
   Llegamos al final de la calle y Zeng se despidió jadeando y sonriendo...., yo también sonreí y piloté relajado y tranquilo hacia el taller de tapiceria de Juan Vicente Comes, viajando en el tiempo sin saberlo, retroceciendo hacia decadas pasadas y volviendo a encontrarme con la huella de mi padre.
   Vicente, el oficial de Juan, trabajaba la bandeja elastica de un Bretos hecho por papá.





   - Ese lo hizo tu padre... -afirmó Juan- y lo tapizamos hace mas de veinte años.
     - Ya lo veo ya..., aún no tiene grapas de carpintero.
   Observé la madera, las hechuras y pensé que todo aquello era curioso y emotivo...., papá ya no estaba, pero si su obra, su oficio, su herencia.

miércoles, 16 de abril de 2014

BELLA VETA DEL PINO.








 Bella veta del pino...., pero discola y rebelde, no tiñe por igual y en la veta roja resbala el tinte y la lija. La blanda y blanca se empapa de color y se deja devorar por esa misma lija.




   El haya, de vetas timidas y casi del mismo color, tan solo con pintas que apenas se ven, se deja teñir docilmente y sonrie satisfecha y sumisa, tan sumisa que los ebanistas la ven sosa y sin personalidad..., pero eso si, nunca dice no y siempre terminan eligiendola.

viernes, 11 de abril de 2014

EL 2 DE ABRIL HANS WEGNER HABRIA CUMPLIDO 100 AÑOS.


    No sabía que, el pasado 2 de abril, Hans Wegner habría cumplido 100 años, me lo ha dicho Patricia, una amiga gallega que pronto compartirá el salón de su casa con dos réplicas de otro diseñador fascinante..., de Grant Featherston, no podía ser de otra manera.
  Pero este centenario de Hans Wegner tiene un sabor especial, justo por esas fechas, entre el 1 y al 4 de abril, Héctor Díaz tapizaba el primer Papa Bear que le envié y no deja de ser curioso que sea, precisamente, en las cálidas y volcánicas tierras canarias donde haya despertado el oso que surgió del frío norte europeo.
   Hoy me ha enviado las fotos y me he emocionado, he recordado todos los problemas que tuve con aquel primer Papa Bear, pero ahora me doy cuenta de que ha valido la pena.


martes, 8 de abril de 2014

SOL, MADERA, ARMAZONES Y VIDA.



 Existe el amanecer gracias al sol, esas primeras luces siempre me arrancan una sonrisa, me susurran que estoy vivo y que los vampiros se han recluido entre las sombras. Poco a poco, esas primeras luces se convierten en una luz intensa y ardiente que a partir del medio día incide sobre los viejos y resecos portalones del taller de esqueletaje. 
  Las caras que dan a la calle tienen una curiosa piel, de un tono extraño que, ni es madera ni barniz, realmente es la resina que durante décadas supuró de entre las tablas soportando el sol, día tras día, y que ahora se ha endurecido, que ya no resbala y que ni se pega a la manos, que ya no desprende olor. 



   Sin embargo, la cara oculta, la que da al taller, mantiene su color original, ya algo oscurecido, pero sin costras ni resina petrificada... una curiosa dualidad, como si esos portalones representasen a alguien viejo pero de espíritu joven, como si fuesen capaces de envejecer a distinta velocidad, como si la mente no concibiese la decrepitud fisica o la fatiga de la piel y de los huesos.
   Viejos conocidos, el sol y la madera que se cubrió de resina para protegerse del fuego que a veces se enseñorea por el taller, buscando la cara oculta y vírgen de esos portalones, pero que se encuentra con otra madera que ha adquirido la forma de sillones o de sofás. En ese momento, los llena de una luz que me hipnotiza, me imagino que igual que hipnotiza al fotógrafo o al pintor... pero tiene su sentido, la luz y el calor es la vida.


miércoles, 2 de abril de 2014

JUTTA Y SU SILLA INALCANZABLE.


  La silla de Jutta no era para sentarse, era una silla para encaramarse sobre ella, para treparla, para rodearla, para dejar volar la inspiración.
    Era una silla para tumbarla, para danzar sobre ella en medio de un escenario y para reptar entre sus huecos. Una silla inalcanzable que retaría a las bailarinas que verían en ella un estimulante totem al que acercarse con coreografias surgidas de la emoción y de la sugestión. Un objeto cotidiano y común convertido en el foco de la creatividad y de la imaginación que debería de mover sus cuerpos a su alrededor, que debería invitarlas a acercarse a ella, preguntándose qué hacer, cómo tocarla, cómo rozarla o cómo hacerla bailar, a la silla misma, entre ellas.
   - Me gusta... -murmuró Jutta pasando sus manos por unas patas que se alzaban hasta 1.90, el respaldo seguía ascendiendo hasta unos vertigonosos 2.40 metros de altura - ¿me puedo subir...?, ¿aguantará...?.
   - Eh..., debería aguantar... -susurré pensando si los ocho tornillos soportarían a Jutta. La diseñadora norteamericana era alta y calzaba unas botas hasta las rodillas, sin tacón y, aún así, sus ojos quedaban a la altura de los míos- entonces... ¿te subes..?.
   Jutta sonrió excitada y yo sujeté con fuerza el enorme respaldo, bajo el tablero de 4 milímetros se escondían un entramado de travesaños que convertían ese respaldo en una especie de muro de carga que debería soportar todo el peso y las fuerzas laterales de las bailarinas y de Jutta.
  - Subo... -anunció, apoyando sus botas en la primera balda.
  La silla rechinó y ella asomó su cabeza.
  - Hace ruidos...
  - Tranquila, es normal... los barcos también hacen ruidos.
  Volvió a sonreir y volvía notar como Jutta se encaramaba y como escalaba hasta la cima, desde allí me lanzó una sonrisa que me hizo correr a por la reflex.

 
  - ¡No te muevas que voy a por la cámara..¡, pero bueno, ¿qué estoy diciendo, a donde coño va a ir...?
   - ¡Luego la sacamos a la calle... como haces con tus cosas...¡ - voceó desde las alturas.
   Jutta balanceaba las piernas y sonreía como una niña traviesa ante su panda de amigos, ninguno de ellos se había atrevido a subirse y ahora todos la adoraban y admiraban, incluso, el esqueletero la vió allí arriba satisfecha, contemplando la calle con los ojos de la diseñadora, de la creadora. Era una visión especial, una visión desde las alturas. Hasta esa tarde nunca nadie había visto la calle sentada desde una silla a casi dos metros de altura... Jutta veía así el mundo.



   - De niña llamaron a mi madre para que me sacara de la guardería... no podían impedir que me subiese a los árboles..., por cierto Pedro, ahora quiero hacerle algo a los pies o patas de la silla para que se balancee... para que se quede sola en el escenario, sin bailarinas... balanceándose.
  No dije nada, tan solo le hice fotos cuando Jutta empezó a calcular la curva del patín con la ayuda de las raíces cuadradas y de las fórmulas de trigonometría... aquello me superaba.