Jaime Fabra me enseñó la fotocopia de la fotocopia junto a un dibujo que pretendía aclarar algo sobre la estructura del sofá.
- El dibujo está mal hecho, Pedro -me aclaró Jaime- el respaldo sigue a la misma anchura que el brazo.
- Ya, ya...-murmuré- ¿y sólo hay ésto...?.
Jaime afirmó con la cabeza, sonriendo y arqueando las cejas.
- Sólo hay éso y lo quieren para mañana.
- Vale.
- ¿Qué radio le vas a dar a la curva...? -preguntó Jaime.
- Ah no sé, lo haré a ojo, pero es una curva exajerada y valdrá para la planta, para los reposabrazos y para el respaldo.
Una hora después estaba de vuelta en el taller y miraba la foto, comprobaba las medias y descubría que no tenían nada que ver con las proporciones del sofá de la fotocopia de la fotocopia.
- ¡Y lo quieren para mañana!.
Y como le había contestado a Jaime un rato antes, apoyé el codo en el cartón y empecé a trazar la curva, empecé a dar formas, a recrearlas, más tarde, en madera. A hacer realidad la borrosa imagen de un sofá que me había recordado a los diseños de Joe Colombo, aunque luego descubrí que no se parecía en nada, una amiga sugirió que tenía un aire al Art Decó, pero después de documentarme un poco terminé comparándolo al Pop Art.
Antes de parar para comer aún me dió tiempo de marcar la plantilla y empezar a trocear los tablones de pino, a cepillar y regruesar, incluso, a marcar en limpio y cortar ya a la medida final.
Y en menos de 24 horas un sofá de diseño..., ¿ Pop o Decó...?.