viernes, 22 de noviembre de 2013

EERO SAARINEN DESEABA QUE LAS MUJERES SE SENTASEN EN SU WOMB.



   



  Hacia 1940, mientras Europa se convulsionaba en plena Segunda Guerra Mundial, un arquitecto nacido en Finlandia y afincado en Estados Unidos, pensaba en las personas que sobrevivirian a esa guerra, imagino que también pensaría en el sufrimiento, en las muertes, en el horror de los bombardeos, en el vergonzoso sometimiento de los paises ocupados por las tropas extranjeras..., pero también dió por sentado que esa guerra acabaría algún día y que las personas que lograsen escapar a la barbarie y a la sin razón, se merecerían un lugar en el que reposar, un lugar en el que sentirse protegidos, relajados y a salvo. 
   Debió imaginar que esas circunstacias solo las proporcionaría el útero materno y por eso diseñó su sillón Womb, incluso llegó a comentar que debían de ser las mujeres quienes disfrutasen de esa nueva forma de sentarse, de manera informal, sin normas de comportamiento ni de etiqueta.



    Su sillón debía de incitar e invitar a todo eso, a regodearse en su interior, a tumbarse, a encogerse, a pegar las rodillas al pecho o dejar colgar las piernas por encima de los reposabrazos.
   Pero el Womb era tan solo una esquisitez del arquitecto, un detalle para que las personas pudiesen disfrutar de forma intima dentro de sus hogares, sin embargo, donde se puede apreciar la genialidad de Saarinen es en sus edificios, sus lineas organicas, vivas y dulces, recuerdan a enormes crisalidas, a entes vivos en cuyo interior bullia la vida y la actividad humana.





   Yo tan solo he recreado su modelo Womb, aunque he tenido que modificar bastantes elementos, pero en esencia recuerda y rinde un tardio homenaje a ese útero que Saarineen regaló a aquellos que pudieron salvar sus vidas, fué como invitarles a volver al interior de la madre, despues de comprobar el grado de brutalidad y salvajismo al que podía llegar el ser humano.





    











 

lunes, 18 de noviembre de 2013

Y EL NIÑO CONTINUABA AHÍ.




    

  Al final del día, cuando oscurece y cuando quiero que nadie me moleste en el taller, cierro los viejos portalones y siento una especial intimidad, una soledad creativa y sosegada..., pero está tarde esperaba a Jaime Fabra y por eso los portalones se habian quedado abiertos, dejando pasar al frio, dejando que la noche se asomase y permitiendo que alguien observase desde la calle, ya bajo la luz  acervezada de las farolas.

 

  Estaba lijando las patas que acababa de tornear y he alzado la vista fugazmente, entonces le he visto, él me observaba curioso, con la mochila colgando de su espalda y esperando a que sus padres sacasen del coche a su hermano pequeño, imagino que viendo la nubecilla de polvo envolviendo la pata, o puede que las virutas que saltaban cuando le daba forma con la gubia..., pero era la misma imagen, los ojos puros, la mirada franca e inocente de un niño mirando algo que le llamaba la atención.




domingo, 17 de noviembre de 2013

EL NIÑO Y SERAFÍN, EL TORNERO DE MADERA.



  


    El niño que de vez en cuando se asomana por la ventana de aquella diminuta planta baja, era yo, y Serafín, el tornero debía de estar acostumbrado a que niños y ancianos le observasemos mientras torneaba manualmente en aquel estrecho y pequeño local, porque sonreía y continuaba torneando como si aquel cuchitril fuese un mundo diferente al de la calle y al de los viadantes y niños que curioseabamos desde fuera.
    Han pasado mas de treinta años desde que el niño, de camino o de vuelta al cole, se paraba durante unos segundos a ver como giraba la madera y a ver como saltaban unas virutas que poco a poco iban inundando aquel cuarto, o aquella habitacion en la que tan solo cabia el torno, el tornero y poco mas..., bueno, si, también habia espacio para un calendario y para un poster del Levante UD.
   Serafín torneaba inclinado hacia delante y sujetando las gubias y los formones como si fuesen partes de su propio cuerpo, podía sentir a traves del acero como cortaban y como poco a poco daban formas, como surgían los bordones o como las medias cañas penetraban en la madera...., y esos sentimientos fueron los que trató de transmitirme, cuando se jubiló y cuando mi padre le hizo una oferta por ese viejo torno.




   Quien le iba a decir a aquel niño que terminaría aprendiendo a manejar aquel mismo torno y que tornearia con las mismas gubias y formones de Serafín.
   - Es que hay otra persona que también lo quiere -contesto Serafín.
   - Hacemos una cosa, te compro el torno y te doy una llave del taller de esqueletaje para que tornees cuando quieras...., pero, eso si, me gustaria que enseñaras a tornear a mi hijo.
   Imagino a Serafín sonriendo bajo aquel bigotillo cano que recordaba a veces a de Albert Einstein, era un hombre delgado e introvertido, sosegado y al tiempo entusiasta, pero ante todo era tornero, quizás por eso la idea de poder seguir torneando le hizo decir que si.
   Recuerdo que instalamos el torno en el taller de esqueletaje y que tuvimos que hacerle un banquito para que Serafín pudiese trabajar, era mas bajito que yo.
  También recuerdo cuando empezó a darme aquellas primeras clases magistrales, era un hombre tranquilo y paciente. Se ponía a mi lado y me enseñaba a como sujetar las herramientas.
   - No aprietes, deja que corte ella -susurraba mientras las virutas volaban a izquierdas o derechas segun desplazaba la gubia de desbastar sobre una pieza de nogal.
   - ¿Que vamos a hacer...? -le pregunté.
   - Sigue desbastando...., vale, ahora coge el formón y marca ahí y ahí..., bien, sigue así...., ahora otra vez la gubia y rebaja. Vuelve a coger el formon y marca ahí y ahí...., ahora ten cuidado no te vayas a enganchar, ves matando y redondeando, pero cuidado no se te escape y le pegues a la grifa con el escoplo.
   - ¡¡ Ah, ya se lo que es..¡¡ -afirmé mientras algunas virutas se me metían en la boca.
   - Ya verás que buenos salen los ajoaceites con esta maza..., si la consigues acabar sin engancharte...., ten cuidado y mueve tu cuerpo con la gubia, acompañala, muevete con la herramienta como si fuese una parte de ti, baila con ella.

Y aún la conservo.....

   Y realmente algo de Serafín quedó en mi, conservo aquella maza de nogal para los ajoaceites y algo muy especial para aquel tornero que torneaba en un estrecho bajo de la calle Pintor Stolz de Valencia...., su poster del Levante UD, su torno y sus gubias y formones.

 
   Serafín tan solo tuvo tiempo para enseñarme a tornear patas, pero sus enseñanzas fueron suficientes para que hoy en dia me pueda defender con ese torno manual y casi que no hay dia en el que recuerde aquella sabia decisión de papá de comprar el torno y una infima parte de los conocimientos de Serafín.
  
  

jueves, 14 de noviembre de 2013

TAN SOLO ESQUELETAJES DE SOFÁS.



     Mas de una vez me quedo inmovil en medio del viejo taller de esqueletaje, a veces porque trato de ver mentalmente y en tres dimensiones, algun modelo nuevo y otras, cuando estoy trabajando en la mesa de montaje y alzo la vista y me encuentro con un monton de esqueletajes esperando a que se los lleven los tapiceros.
    









No puedo evitar econtrar bella esa especie de caos que parece cobrar distintas vidas según el momento del día. Con los portalones cerrados, los fluorescentes hacen palidecer las vetas y los esqueletajes enmudecen y callan, pero cuando el sol de la tarde irrumpe como la lava de un volcan, los armazones reviven y sus tramas y texturas se llenan de vida y de sombras, de contraluces y reflejos..., aunque tan solo sean eso, sencillos esqueletajes de sofás y sillones.





martes, 12 de noviembre de 2013

ARMAZONES Y ESQUELETAJES VINTAGE DESDE LAS PAGINAS DE AD.






      Pilar apareció sobre el asiento trasero de una pequeña scooter pilotada por su hija menor. La niña lucía una cintura al aire, estrecha y fragil como la de la libelula mas delicada y Pilar sonreía desde la belleza de la madurez y de la ilusión de empezar a amueblarse a su gusto el nuevo piso.
      - Hola Pedro..., ¿te acuerdas de mi...?.
  En esos momentos no la recordaba, aunque su rostro me era familiar, pero al poco rato de estar charlando y cuando conseguí alejar mis ojos de la cintura imposible de su hija, logré saber quien era.
  Me preguntó si tenía algun catalogo de los sofás que hacia, le dije que no, pero que se comprase algunas resvistas de decoración y que me dijese cual le gustaba.
   - ¿Y me lo haces...?.
   - Claro, mujer..., -respondí volviendo a echar una mirada furtiva a Sara- pero siempre que sean tapizados, si son de madera vista ya se me salen fuera del alcance.
   Pilar sonrió, volvió a montar en la scooter y su hija giró el puño del gas con decisión y habilidad...., pero volvieron y Pilar me señaló un modelo muy retro, un modelo muy vintage sacado de entre las paginas del numero de noviembre de la revista AD.



 
   - ¿Que te parece, Pedro..?.
   - Es todo un clasico de aquella época, solo que al ser curvo tiene mas clase y distinción...., se puede hacer.
  - Vale..., pero lo necesito esta semana para que los tapiceros lo puedan acabar..., ¿podrá ser...?.
   - Podrá ser.
   Y ayer por la tarde, el modelo se  proyectó fuera de las paginas de Architectural Digest y se fundió entre las vetas de los tablones para volver a resurgir entre los dientes de la sierra y entre las cuchillas de la universal, después las manos fueron ensamblando todas las piezas y torneando las patas para que pudiera posar bajo el intenso sol del medio día otoñal, un sol que se elevaba poco y que heria las pupilas al llenarlo todo con una luz cegadora.





  

jueves, 7 de noviembre de 2013

ESTEFANIA Y EL POETA.






    Estefania reía tratando de convencer al Poeta, le tentaba inclinandose hacia él, sonriendole y haciendole señas con la mano para que entrase en su tienda, en su nuevo hogar. 
  Trataba de convencerlo mientras el Poeta miraba a Duna, aparcada a la sombra y a Manolo, el oficial de tapiceria que le habia dado rostro y piel, color y vida. 
   Quizás añoraba el serrín del viejo taller de esqueletaje y la tapiceria de Manolo y se quedaba quieto ante la sonrisa contagiosa y franca de Estefania, ella reía y derramaba dulzura y amabilidad.
  - Aquí estarás bien....
   Y el Poeta dejó la calle y se adentró en su nuevo hogar, Estefania se relajó y el rojo vivo del Poeta se sumó a los colores y texturas que le esperaban allí dentro, en ese lugar que era muy distinto a todos sus otros hogares.








 
   El Poeta observó que Estefania se rodeaba de telas y de cortinas, de cojines y colchas, de luces y estores, de tonos y gamas de colores casi infinitos. Ese mundo era tan distinto, allí nada era tosco o desagradable, todo era calido, acogedor y colocado con el gusto que solo Estefania era capaz de destilar..., incluso distinguió a una curiosa ranita arboricola y a varias mariposas que le confundieron con la amapola mas hermosa y delicada de la prinavera. 


 







   El Poeta paseó por Nueva York, conoció a Marilyn Monroe y acogió en su regazo a Camarón, a Rocio Jurado y a la mismisima Lola Flores...., unos cantaores y cantaoras resucitados magistralmente de la mano de Joan Aparisi..., incluso el toro, le habia mirado imaginandole como el capote mas hermoso que jamas hubiese visto en una plaza, pero con la diferencia de que entre sus telas no habia ningun estoque traicionero que acabase con su vida.







   Pero el Poeta aun volvió a mirar hacia la calle, cuando escuchó el leve ronroneo de Duna alejandose, volviendo hacia el viejo taller de esqueletaje, mientras él se quedaba allí, en Puzol, junto a Estefania.
  Y despues suspiró, volvió a mirar a su alrededor y se sintió relajado al encontrarse con la sonrisa de ella, entonces supo que aquel era su lugar.






    Y bueno,quien desee conocer a Estefania y a su Poeta, tan solo tiene que visitar su tienda de Diseño Textil en Puzol, en la Avenida Alfinach numero 8, o llamar al 961465027...., valdrá la pena, os lo aseguro.
  Por cierto, os dejo una breve muestra grafica de como se hizo el reportage fotografico.

 
Una muestra de la sesión fotografica.