jueves, 17 de marzo de 2016

SIGMUND FREUD Y EL SILLON ANTROPOMORFO.









   
 
   - Doctor Freud, no le entiendo, le acabo de diagnosticar un cáncer de paladar y se dispone a encender ese cigarro... creo que eso no le va a beneficiar, de hecho me atrevería a decir que el cáncer se lo ha causado el propio tabaco.
     El psicoanalista se encogió de hombros y arqueó las cejas, se arrellanó en la butaca y prendió el pitillo.
    -  Es una teoría interesante, lo que me molesta es no saber que causa estas degeneraciones del cuerpo..., si ese mal estuviese en nuestra mente me podría curar por mi mismo -respondió Sigmund Freud, aspirando al humo y dejándolo escapar frente al rostro del especialista.
   Su rostro se difuminó envuelto en la nube de humo que siempre había acompañado al neurólogo durante sus investigaciones, durante sus polémicas conferencias o durante esos momentos en los que se tumbaba en el mismo diván en el que lo hacían sus pacientes.
   Giraba la cabeza lentamente hasta encontrarse con la peculiar silueta de su sillón antropomorfo y sonreía al recordar las reticencias del ebanista al que se lo encargó, recordaba la expresión de asco y sorpresa de aquel artesano que continuamente negaba con la cabeza y recordaba también la expresión aterrada del tapicero que lo forró con piel.
   - Lléveselo ya que me espanta a los clientes -llegó a decirle cuando terminó de clavar la ultima tachuela.

 
 
   Y el sillón le observaba, erguido, con sus brazos separados y con la piel ya vieja, impregnada con su olor, con el sudor y aún caliente, pero enfriándose poco a poco .
    Freud asintió, le habló al sillón como le hablaban sus pacientes, dio otra calada y sintió como toda su garganta ardía..., el cáncer continuaba devorándole el paladar, las células se destruían a si mismas, mientras las experiencias y los traumas reprimidos de la infancia observaban impotentes como aquellas células lo destruían todo, mientras el psicoanalista perdía el control de su psique envuelto en las sobredosis de morfina, dejó de percibir ese fuego que carbonizaba su garganta y la oscuridad engulló sus recuerdos para siempre.
    El sillón quedó allí..., tras su escritorio, hasta que Antonio Ferrer se fijó en él y nos pidió que lo devolviésemos a la vida.
 
 


  
  
 
 
 
 

viernes, 11 de marzo de 2016

91 Model de Svend Skypper.



 

 
 
      Recuerda tanto al Papa Bear de Wegner que casi me atrevo a asegurar que este modelo surge a la sombra del venerable oso y a la sombra de la modestia parece que diseña Svend Skypper, apenas veo diseños suyos por la red, pero los que hay rezuman una personalidad propia sugerente y atractiva, muy danesa, muy especial. Unos conceptos estéticos y unas hechuras, tanto en tapicerías como en esqueletajes, muy diferentes a las del resto de Europa. Acabados y perfiles que no terminan de cuajar en el gran publico y que deja estas creaciones en el olvido, aunque en los últimos años la moda vintage las está recuperando..., afortunadamente.
 

 
 


viernes, 4 de marzo de 2016

UN SILLON DE REVISTA.






      
 
  Apenas si tardo unos segundos en reconocerlo pero aún así me pregunto ¿es él...? parece la primera versión del R-160, ancho, de respaldo bajo, de amplias orejeras y reposabrazos rasos. Observo las patas, el cuadradillo superior y entonces no tengo dudas, es él y ese armazón lo he hecho yo.
  Me siento halagado y contemplándolo en la revista lo encuentro diferente al modelo australiano, lo encuentro con otro aire, con personalidad propia,  con la impronta de mi diseño, de mi replica.
   Continuo mirándolo y reflexionando, tratando de asimilar lo que ese sillón ha influido en mi vida..., sonrío y paso la pagina, pero vuelvo atrás y continuo sonriendo..., que chulos están los flamencos, aunque hubiese preferido canguros..., y sonrío un poco mas.