martes, 8 de abril de 2014

SOL, MADERA, ARMAZONES Y VIDA.



 Existe el amanecer gracias al sol, esas primeras luces siempre me arrancan una sonrisa, me susurran que estoy vivo y que los vampiros se han recluido entre las sombras. Poco a poco, esas primeras luces se convierten en una luz intensa y ardiente que a partir del medio día incide sobre los viejos y resecos portalones del taller de esqueletaje. 
  Las caras que dan a la calle tienen una curiosa piel, de un tono extraño que, ni es madera ni barniz, realmente es la resina que durante décadas supuró de entre las tablas soportando el sol, día tras día, y que ahora se ha endurecido, que ya no resbala y que ni se pega a la manos, que ya no desprende olor. 



   Sin embargo, la cara oculta, la que da al taller, mantiene su color original, ya algo oscurecido, pero sin costras ni resina petrificada... una curiosa dualidad, como si esos portalones representasen a alguien viejo pero de espíritu joven, como si fuesen capaces de envejecer a distinta velocidad, como si la mente no concibiese la decrepitud fisica o la fatiga de la piel y de los huesos.
   Viejos conocidos, el sol y la madera que se cubrió de resina para protegerse del fuego que a veces se enseñorea por el taller, buscando la cara oculta y vírgen de esos portalones, pero que se encuentra con otra madera que ha adquirido la forma de sillones o de sofás. En ese momento, los llena de una luz que me hipnotiza, me imagino que igual que hipnotiza al fotógrafo o al pintor... pero tiene su sentido, la luz y el calor es la vida.


jueves, 13 de febrero de 2014

ALASKA, CORONAS Y UN CHESTER REBELDE.


 Debo de admitir que ayer viendo la presentación del programa "Alaska y Coronas", tan solo me fijé de manera fugaz, en la rotunda silueta de Alaska, de leoparda y ceñida hasta la compresión, después mi atención se centró en el decorado y como no, en el sillón hecho de palets y en el Chesterfield cubierto con arpillera, ciertamente una extraña pareja.


  Me fue inevitable pensar en el programa de Risto Mejide, "Viajando con Chester" y en el trato que en él se daba al aristocrático sofá, casi como protagonista de entrevistas y confesiones, mientras que Alaska y Coronas se deciden por fichar a un hermano díscolo y rebelde y adoptan a un Chester que tontea con un sillón surgido de entre los restos de una escombrera.
   Una amistad peligrosa o puede que incluso emocionante y trangresora para él, para el Chesterfield, hoy por hoy un modelo camaleónico que dejó, definitivamente, los selectos ambientes ingleses, para ocupar cualquier lugar pero siempre envuelto con ese aire de elegancia altiva, aunque. de vez en vez, se despoje de su porte y se acerque insinuante  a ese sillón marginal, repleto de clavos y remendado con las tablas de lo que en su día fue un palet.


jueves, 21 de marzo de 2013

NUEVO ESTILO MES DE MARZO Y SUS 20 SOFAS TOP TEN



  Este mes NUEVO ESTILO nos muestra una colorista y clásica portada, nos regala un precioso Chester aterciopelado, con sus botones marcando respaldo, reposabrazos y platabanda, plafones claveteados y tres cuadrantes sueltos que aportan algo más de comodidad a este sobrio modelo inglés, clásico, actual, contemporáneo, imperecedero en el tiempo y rematado con un asiento confiado a los muelles de toda la vida, al hacer artesano y profesional, a las cinchas de yute y a las ataduras que dan forma y tensión al metal templado y revirado, pero oculto bajo los rellenos. Una maravilla que viste las casas con clase y gusto, un regalo a los ojos, una obra de arte que, curiosamente, no aparece entre esos 20 sofás que la revista selecciona para todos nosotros.
   Sin embargo, el Chester en algunas de sus variantes vuelve a aparecer entre las páginas de este número de marzo; lo hace con su exclusivo capitoné y con sus patas torneadas, lo hace con cierta tolerable arrogancia, como insinuando que sus formas y acabados resistirán el paso de las décadas sin inmutarse y dando la oportunidad a los futuros diseñadores a experimentar con sus formas y proporciones básicas.

                                                
  
   Por cierto, entre las casas que nos muestran me quedo con la casa bosque diseñada  entre La Colombina y García Germán Arquitectos. Rodeada por el robledal, la casa se viste con madera, con modelos vintage, con piezas con clase y elegancia.
  La vivienda se abre al bosque con enormes miradores que invitan, a todos esos robles, a pasearse por dentro de la vivienda y, casi, da esa sensación porque la madera está siempre presente pero en armoniosa combinación, sin recargar, sin añadir rusticidad y con soluciones, a veces, ingeniosas, como el banco de trabajo que se usa magistralmente como mueble de baño o la cabeza de ciervo, aunque sea de cartón, sobre el sencillo cabezal realizado con tablas.
   Pero es el salón el que hipnotiza y enamora, en él habitan elementos básicos de la naturaleza y otros exclusivos de homo sapiens. Fuego, madera, piel…., acero, libros, música, arte…, con el robledal como fondo primigenio, natural, puro, esencial.

El banco de trabajo reciclado y que aún conserva su tornillo de apriete....,
 en mi taller de esqueletaje tengo uno igualito.
El cabezal reciclado, sencillo, austero, básico...,
 en contraposición a los otros tres cabezales tapizados 
que también nos encontramos en la revista.
Cabezal y banqueta haciendo frente común
 con el estilo clásico y potente de los Chesterfield
 que se verán las caras con el TOP TEN 
de los sofás seleccionados por Nuevo Estilo.
Otro concepto de cabezal. otro concepto de dormitorio. 
El cabezal se apoya directamente en el parqué 
y parece extenderse junto a la cama tapizada


   Por cierto, no me he olvidado de esos 20 top sofás…, pero visto lo visto me quedo con el Chester y la casa bosque…, pero os dejo algunos de esos top sofás.




lunes, 21 de enero de 2013

QUIEN TIENE UN TAPICERO...,TIENE UN TESORO.



 Hubo un tiempo en el que los tapiceros se heredaban de madres a hijas. Era el tapicero quien confeccionaba y colgaba las cortinas de la casa, quien tapizaba las paredes o la puerta, quien vestía los sofás o las butacas tras complejas deliberaciones sobre tal o cual tela. Pero lo peor era cuando ellas trataban de implicar a los maridos, eso las madres, pues las hijas trataban de implicar a los novios..., en ese momento los maridos o novios desaparecían de casa disimuladamente o morían de aburrimiento cuando acompañaban a sus señoras a elegir las telas para los sofás, para los sillones o para las cortinas. Complejas y cansinas elecciones, más aún cuando, de vez en vez, ellas les pedían parecer a ellos, a los maridos o  novios, pero más que nada por invitarles a participar. Era cuestión de sonreir y afirmar con la cabeza rezando para que, por fin, se decidiesen por alguno de esos  muestrarios que se esparcían sobre la mesa de corte creando un auténtico cosmos de colores, texturas y dibujos.
  Hoy en día ya no se heredan los tapiceros..., corren otros tiempos en los que prima lo inmediato y lo impersonal, la moda de las marcas o de los centros comerciales suecos. Pero aún quedan personas de esas que heredaron al tapicero y que recurren a ellos, aunque hallan pasado 18 años desde que mi padre le hiciese los armazones o esqueletos que aquel tapicero vistió con las telas que ellos eligieron.
  Y de la misma forma que ya no se heredan a los tapiceros, las  casas tampoco se limpian como antes; ahora existen unos robots capaces de estar todo el día reptando por la casa, barriendo y absorviendo el polvo. Pero, a veces, esos ingenios serviles y dóciles tropiezan con sofás demasiados bajos y no pueden limpiar por abajo..., por eso llamaron al tapicero y por eso mi cliente me llamó 18 años después, insisto, es que son muchos años, será cosa de herencia.
   Los clientes deseaban subir las patas de los sofás para que el platillo reptante pudiese investigar el mundo que late bajo los sofás. Le sugerí una solución, los clientes aceptaron encantados y esta madrugada torneé los suplementos para las patas. 
                                                   
                                                       

miércoles, 5 de diciembre de 2012

¿LOS SOFÁS PUEDEN SENTIR NOSTALGIA...?.




   Cuando dejamos de soñar se puede decir que empezamos a morir, a dejar de imaginar, a dejar de sentir, a dejar de emocionarnos y a dejar de impregnar a los objetos con parte de nuestra vida y de nuestra energía.

  Yo aún sigo soñando, pero de la misma forma que sueño y me quedo en la inopia, a veces me veo envuelto en pesadillas que me aplastan y que me reducen a un ser casi miserable y del que empiezan a aflorar sus peores rincones.

  Y no, los sofás no sienten nostalgia, carecen de esas emociones que nos hacen tan humanos, tan apasionados o tan viscerales…, pero como se que debo seguir soñando, si no quiero acabar encerrado en mis pesadillas, volví a sonreír cuando vi que otro sofá hecho por mi padre regresaba al taller de manos de otro cliente. Aunque, cuando lo miré de cerca, vi que algunas de las marcas eran mías, las letras y las llamadas parecían tener mi trazo, mucho menos vistoso y artístico que las de mi padre, pero ahí estaban.

 - Vaya, parecen que los sofás tienen nostalgia de este taller –murmuré cuando me asomé a la  Caravelle de Ángel.

 - ¿No me digas que lo has hecho tú…?.

 - Yo o mi padre, es un Arizona, estuvo muy de moda hace unos diez años, hicimos bastantes.

 - Pues la clienta quiere otro pero de 1.90 y con el respaldo cinco centímetros mas bajo.


   Mi padre era meticuloso y amaba su trabajo, él si que era capaz de impregnar cualquier esqueleto, cualquier sofá, cualquier mueble que saliese de sus viejas manos. Era tan preciso que examinando las gastadas plantillas del Arizona, Ángel y yo descubrimos que ese sofá era un modelo especial para José Luis, un tapicero de Moncada que nos lo pedía con el reposabrazos cortado en media luna y más alto de respaldo.



   Satisfacer a la clienta fue fácil, las plantillas que hizo mi padre ahí estaban para que yo pudiese seguir trabajando, casi como si él aún estuviese por allí.

   Al día siguiente, se pasó por el taller Jesús, otro tapicero ya jubilado, un hombre alto, de barba blanca y elegante. Le conté la anécdota y me dijo, tocándome el hombro.

   - Ese es tu padre…, que desde arriba te sigue ayudando.


  

viernes, 23 de noviembre de 2012

ADIOS A LOS MUELLES, ADIOS A LA JUVENTUD.


    Envejecemos, lo hacemos lentamente, día a día y si no fuese por las fotografías casi dudaríamos de que algún día fuimos niños o jóvenes. Sin darnos cuenta vamos cambiando nuestros puntos de vista, nuestras preferencias y nuestros hábitos, incluso llegamos a cambiar los muebles o la decoración del aseo.
   Los sofás también envejecen, las telas se desgastan, la madera se reseca y los muelles van perdiendo  el temple, a veces se parten y las cinchas de yute que los soportan van cediendo, fatigadas después de décadas de uso. La preparada elástica se hunde y nos damos cuenta de que ya casi no podemos levantarnos de nuestro sofá, nos fallan las rodillas y nuestras piernas están casi tan fatigadas como los muelles o como las cinchas.
   Por eso la clienta le pidió a Ángel Zamora que sustituyese los muelles por un asiento más firme y alto.
   - Es que la señora ya es muy mayor y no se puede levantar.
   - ¿Pero seguro que quiere que le quites los muelles y que le subas la altura.
   - Que si, que si…, me lo ha recalcado varias veces.
   - Bueno, vale…, pásate mañana que ya estará.
   - ¿Seguro…?, a ver si te vas a hacer bicicleta y se te olvida.
   - Que no, coño, que pases mañana.
   Ángel se marcha y vuelve a preguntarme desde la ventanilla de su Caravelle si mañana estará el sofá.
   Afirmo con la cabeza y me subo a casa a tomarme mi café torrefacto de las seis de la tarde, durante unos minutos veo el “Sálvame” junto a mi madre y después me vuelvo a bajar al taller, marco un par de tablones, sacó algunas plantillas para suplementar las patas y, poco a poco, el orejero va cambiando de aspecto, casi va rejuveneciendo, adaptándose a la vejez de su propietaria.


     Grapando los suplementos de los costados.

   Suplementando los delanteros

    El trasero ya colocado y asegurado con las escuadras que soportarán el tiro de las nuevas cinchas elásticas.
     Cortando los suplementos de las patas y en la foto de abajo, mi eterna acompañante...., la sierra de cinta.

 Y el orejero listo para ser tapizado y devuelto a su dueña, a la clienta que podrá volver a levantarse coómodamente, sin quejarse y sin sentir la fatiga de sus articulaciones.