viernes, 25 de diciembre de 2015

TAPIZANDO ICONOS DEL DISEÑO, APRENDIENDO A VIVIR.



    

   
   Ayer, Juan Carlos Estruch y yo nos abrazamos después de almorzar, después de charlar un rato y después de confesarme que el día anterior se le habían saltado las lagrimas cuando fue a recoger a su hijo al aeropuerto. Regresaba de Inglaterra y ellos también se abrazaron, eran muchos jóvenes los que regresaban a España, los que regresaban a sus hogares y era muchos los padres y madres que les esperaban.
 
   - Pedro, mi hijo me dijo algo que volvió a emocionarme -comentó Juan Carlos mientras daba vueltas al café con la cucharilla- admitió que todos aquellos discursos que le soltaba sobre el futuro y sobre el estudio, sobre el sacrificio, sobre el esfuerzo y que le parecían autenticas chapas..., pues eso, que han hecho de él lo que es ahora, alguien joven y con un futuro prometedor por delante.
 
  Y creo que Juan Carlos volvió a emocionarse al recordar de nuevo ese momento con su hijo..., pero no lloró delante de mi porque los hombres no lloramos en publico, solo lloramos en la intimidad, cuando nadie nos ve, como me ocurre a mi mismo demasiado a menudo, como por ejemplo cuando el propio Juan Carlos me enviaba las  fotos de los iconos del diseño que hemos ido tapizando en estos apenas dos años que han pasado desde que nos conocimos.
 
 

 
 
 
   Ahora entiendo que la sensibilidad y la pasión que hizo llorar a Juan Carlos cuando abrazó a su hijo es la misma que le ha permitido tapizar las creaciones de Wegner y de Juhl con una dignidad conmovedora, la misma que puso en tapizar el Alien Chair o el Hybrid, la misma que le motivó a acompañarme cuando hicimos los reportajes del chéster en deconstrucción y del modelo perdido de Finn Juhl.
 

 
 
   Fueron momentos inolvidables que me emocionaron y que terminaron de convencerme de que ahora, a punto de cumplir 50 años, estaba aprendiendo a vivir y a disfrutar de mi mismo.
 

 
    
 

viernes, 11 de diciembre de 2015

UNA FUTURISTA CHAISE LONGUE.

 
 
  
 
 
 
   
 
La pieza es original, tiene diseño, es algo futurista e incluso "sesentera", rompedora, sensual, podría recordar a los ardientes de labios que inspiraron al conocido modelo de Dalí, pero no, es un prototipo tapizado por Juan Carlos Estruch y Toni.
   Juan Carlos vino al taller con los planos hechos por el mismo y yo puse mi típica cara de espanto y  me invadió una súbita palidez porque no terminaba de ver los volúmenes en tres dimensiones. 
 Pero mi amigo gesticulaba como si estuviese dibujando en el aire y yo seguía el movimiento de sus manos, los enlazaba en el aire y poco a poco fui descubriendo las formas y sus relieves.
   - Aquí me pones esta pieza porque la goma gira aquí y bla, bla, bla, bla.....
   Y este ha sido el resultado, un tapizado que puede parecer sencillo, aunque hacer girar los rellenos en esos ángulos no es fácil, si quieres dejarlo casi sin arrugas ni pliegues, ahí se ve cuando un tapicero ama su trabajo.
 
 
 
 
 
 

martes, 24 de noviembre de 2015

OREJERO CLASICO CONTRA OREJERO MID CENTURY.





 
 
 

  Patas Chippendale, volutas en brazos y en orejas, reposabrazos en media luna. La descripción de un orejero clásico, las señas de identidad del sillón en el que todos hemos reposado, el sillón de lectura, el sillón de la siesta digna, el de la cabezada fugaz, el sillón eterno que todos conocemos y que permanece en nuestra memoria, el sillón amigo que se contrapone al peculiar estilo del Mid Century, que el esqueletero recupera creando un modelo original que bebe de la serie Contour de Grant Featherston.
 

 
   En el Mid Century las líneas son fluidas, sinuosas, no hay cortes ni baches no hay volutas y el pecho de paloma que inspira las Chippendale varía hasta convertirse en una cruceta de patas ligeramente cónicas. Origen australiano, aires escandinavos para una futura tapicería muy distinta a del orejero clásico, ceñida al armazón, pegándose a la madera, el relleno justo, se rinde culto a las formas de la materia prima. Pero el cliente español desconfía y viéndolos juntos se decanta por el orejero clásico, por sus reposabrazos, por las orejas que llaman al reposo y a la intimidad del momento en el que se retrepa contra la riñonera, contra el respaldo generoso y mullido.
   El Mid Century es delgado, insinuante, pero no tiene la calidez que despiertan los recuerdos, es demasiado novedoso y puede que ni tenga historia, no se ancla a nuestra infancia, a las tardes con los abuelos, al despacho de papá o al reposo de mamá cuando escuchábamos su corazón pegado a nuestra oreja y cuando nos escondíamos de las miradas, detrás des esas otras orejas, las del orejero clásico.
 
 
 
 
 
 
 
 

 



martes, 17 de noviembre de 2015

UNA SONRISA DE SATISFACCIÓN.





     
 
Durante hoy he sonreído en varios momentos mientras montaba los dos Hybrid que he vendido, pero no sonreía por la venta en si, sonreía por la satisfacción que me producía el hecho de que dos personas hubiesen elegido  mi sillón para llevárselo a sus hogares.
    Realmente es una venta ridícula, es algo casi insignificante a nivel económico, pero me ha hecho sonreír, me ha hecho trabajar con entusiasmo y con alegría y me ha devuelto algo de esperanza.
 
 




      

viernes, 6 de noviembre de 2015

LA DAMA DE ZANUSO Y EL ESQUELETERO.



                                                                              



       Siempre es así, me pongo el caso, escucho el sonido en frio del motor en V de la 535, suena el típico clonk al engranar primera y viajo en el tiempo, aterrizo en la tapicería de Juan Vicente, después de salir del túnel, contengo la respiración y allí mismo, justo en el rincón en el que conocí a Joseph Hoffman y a Charles Eames, me encuentro con el Lady  (1951) de Marco Zanuso.

                                                    
 



    Pequeño, de asiento bajo, dulce, de perfiles muy suaves y líneas casi tímidas. Me acerco a la creación mas celebre y conocida de Zanuso y me siento, me recreó, me sorprende la escasa altura del asiento, veo a mis rodillas demasiado altas pero me encuentro cómodo, mis brazos reposan relajados y sonrío dejándome acoger por un diseño mítico, por un Bel Design que reposa actualmente en el Moma y en algunos hogares privilegiados, pero eso si, reposa siempre sutil, inofensivo, sin una sola arista, sumiso, callado, siempre a la espera, siempre dispuesto a mitigar nuestra fatiga, aunque también es capaz de mostrarnos un rostro oculto, una vista contundente cuando te agachas frente a él y lo contemplas a ras de las baldosas, a ras del terrazo, a ras del parqué.


                                               




 

lunes, 2 de noviembre de 2015

EL SILLON MAS FAMOSO DEL MUNDO.




 

 
 

       Se habla mucho de innovar, de buscar nuevos diseños,  de plantear nuevos enfoques, de idear nuevos planteamientos, de abrirse a otros estilos, a otras estéticas, a otras formas de concebir la decoración o la tapicería...., pero al final resulta que lo que funciona es lo de siempre, lo de toda la vida.


 


 
   Desde hace un par de años he replicado alguno de esos iconos famosos del diseño, disfruté con el Papa Bear, me gustó la peculiar estética del Pelikan, la poesía del Poeten, la frescura y gracia del R-160 o la leyenda que envolvía al modelo perdido de Finn Juhl, pero todos esos diseños fueron cayendo lentamente en el olvido, sin embargo, los orejeros de toda la vida que he hecho hoy se siguen vendiendo pese a todo, pese a su estética clásica, pese a estar hartos de verlos en las casas de nuestros abuelos o en los despachos de nuestros padres, pese a encontrarlos en las casas de nuestros amigos, en la casa de los padres de la novia o en salón de la casa de los padres del novio, están en todas partes, quizás por eso se siguen vendiendo sin apenas haber variado sus formas en lo esencial.
   El orejero de siempre nos es tan familiar y conocido que se sigue vendiendo pese a las modas y las tendencias, con aires mas o menos serios, mas o menos clásicos, con faldón o con patas Chippendale sencillas, sin tallas pero con un toque de clase que añade distinción al anónimo orejero de toda la vida, con telas modernas y simpáticas, con acabados mas actuales o con aires renovados como el RO de Jaime Hayon...., pero creo que el secreto está en la comodidad intrínseca y en la familiaridad.
    Por cierto, Rosa Herrero, en uno de los mejores post jamás escritos sobre sillones orejeros, ya nos cuenta que esta querencia por los orejeros data de la Edad Media, los señores feudales pasaban largas horas sentados en ellos, frente al fuego y a salvo de las gélidas corrientes de aire que barrían los enormes espacios abiertos de sus castillos...., 

jueves, 22 de octubre de 2015

11 MODELOS DISTINTOS DE SILLONES GIRATORIOS.


 
 
 


        
        - Uno de cada modelo, son para un complejo de viviendas y quieren que cada despacho tengo un giratorio diferente -me dijo el cliente- ahí tienes las medidas y si tienes alguna duda me llamas.
    Cuando salí de la nave industrial del tapicero me volvió a invadir cierta angustia, los polígonos ejercen esa mala influencia sobre mi, pero desde siempre. Me marchaba de allí con un pedido engorroso, de esos que ningún esqueletero quiere hacer, 11 modelos distintos de sillones orejeros, algunos raros, otros extraños, uno que me recordaba al asiento de un autobús y otros que se inspiraban en modelos muy clásicos, tapizados  en capitoné, con orejas, en cueros rojizos o en pieles negras, algunos muy sencillos, con detalles de madera vista y un aire retro muy interesante..., pero todos con unas medidas extrañas que me hicieron llamar al tapicero.
    - Oye Vicente, es que estas medidas son muy raras, hay un modelo que se me queda el asiento a 42 de luz y eso es muy poco..., bueno poco no, una vez tapizado ahí no se sienta nadie.
    - Bueno, haz lo que quieras con las medidas..., y gracias por llamar.
 
 
 
 
 
 
   Ese fue un momento de liberación, aunque no del todo, porque descubrí que cada modelo me costaba un día de hacer y que siempre me inquietaba la idea de que mis decisiones no fuesen las correctas..., porque eran bastantes decisiones, pero continué tomando decisiones, diseñando y fabricando esos sillones giratorios de despacho y llegando a desarrollar dos al día.
  Y esta misma tarde el terminado el último, una versión en giratorio de un sillón clásico de patas torneadas, un curioso orejero que cuando gire en su peana podrá recordar al vuelo de un murciélago.
 

   
  

martes, 6 de octubre de 2015

TAPIZANDO EL MODELO PERDIDO DE FINN JUHL.




   






        En 1950 Finn Juhl diseñó un modelo que recordaba a su Poeten de 1941, pero la nueva creación resultaba algo mas audaz y valiente, vaciaba su riñonera y daba al respaldo un aspecto aéreo, recordando a un puente que se elevaba sobre el asiento, dejando un hueco justo por encima del cojín. Pero la nueva pieza no iba a  alcanzar la popularidad del Poeten o de la silla número 45, de hecho se fabricaría en una serie numerada y limitada encargada al ebanista Soren Willadsen y terminaría perdiéndose en el tiempo sin nombre, sin llegar a ser bautizado públicamente.


 
 
 
   El enigmático modelo quedó en el olvido hasta que Sergio Sánchez entró en mi taller de esqueletaje con unas imágenes en su móvil, eran las primeras fotografías que veía de esa pieza, pero rápidamente me recordaron a las maneras Finn Juhl, aunque fue mas tarde cuando rastreando el modelo di con algo de información, realmente muy poca información, de hecho las imágenes correspondían a modelos originales de subastas que llegaban a alcanzar los 17.000 euros.
   Esa fascinante historia me animó a empezar a trabajar en el modelo perdido de Juhl, rápidamente, casi como un antropólogo tentado con la idea de reconstruir el genoma de un Homo habilis o el de un Neardental para poder mirar directamente a los ojos de los testigos del nacimiento de la Humanidad.
 
 

 
   El modelo fue tomando forma, fue surgiendo durante la tarde de un domingo y finalmente dejó el taller de esqueletaje para que las manos de Juan Carlos Estruch continuasen recreando el diseño perdido de Finn Juhl.

 

 
   Juan Carlos tampoco pudo escapar al influjo mágico del modelo y poco a poco se fue encariñando con el silloncito, con esa tacita que recordaba a un capuchino con granos de café tostado flotando sobre su espuma. Fue vertiendo en él su saber hacer, su profesión, su oficio y su tesón..., realmente el tapicero estaba empezando a saborear el capuchino a solas, cuando sus oficiales terminaban la jornada de trabajo y la tapicería quedaba en silencio. Entonces era la aguja curva la que empezaba a coser la tela con puntos muy apretados, muy juntos, apenas separados por unos milímetros.
 

 
 
  El tapicero cosía abstraído y durante ese tiempo se olvidaba del estrés causado por las facturas que le debían, por los presupuestos que tenía que calcular, por la presión de algunos clientes ya despojados de toda humanidad..., Juan Carlos tapizaba y esbozaba una sonrisa al recordar otros tiempos, cuando él era el aprendiz y su padre el oficial que le enseñaría a ganarse la vida con sus manos y su honestidad.