jueves, 21 de marzo de 2013

NUEVO ESTILO MES DE MARZO Y SUS 20 SOFAS TOP TEN



  Este mes NUEVO ESTILO nos muestra una colorista y clásica portada, nos regala un precioso Chester aterciopelado, con sus botones marcando respaldo, reposabrazos y platabanda, plafones claveteados y tres cuadrantes sueltos que aportan algo más de comodidad a este sobrio modelo inglés, clásico, actual, contemporáneo, imperecedero en el tiempo y rematado con un asiento confiado a los muelles de toda la vida, al hacer artesano y profesional, a las cinchas de yute y a las ataduras que dan forma y tensión al metal templado y revirado, pero oculto bajo los rellenos. Una maravilla que viste las casas con clase y gusto, un regalo a los ojos, una obra de arte que, curiosamente, no aparece entre esos 20 sofás que la revista selecciona para todos nosotros.
   Sin embargo, el Chester en algunas de sus variantes vuelve a aparecer entre las páginas de este número de marzo; lo hace con su exclusivo capitoné y con sus patas torneadas, lo hace con cierta tolerable arrogancia, como insinuando que sus formas y acabados resistirán el paso de las décadas sin inmutarse y dando la oportunidad a los futuros diseñadores a experimentar con sus formas y proporciones básicas.

                                                
  
   Por cierto, entre las casas que nos muestran me quedo con la casa bosque diseñada  entre La Colombina y García Germán Arquitectos. Rodeada por el robledal, la casa se viste con madera, con modelos vintage, con piezas con clase y elegancia.
  La vivienda se abre al bosque con enormes miradores que invitan, a todos esos robles, a pasearse por dentro de la vivienda y, casi, da esa sensación porque la madera está siempre presente pero en armoniosa combinación, sin recargar, sin añadir rusticidad y con soluciones, a veces, ingeniosas, como el banco de trabajo que se usa magistralmente como mueble de baño o la cabeza de ciervo, aunque sea de cartón, sobre el sencillo cabezal realizado con tablas.
   Pero es el salón el que hipnotiza y enamora, en él habitan elementos básicos de la naturaleza y otros exclusivos de homo sapiens. Fuego, madera, piel…., acero, libros, música, arte…, con el robledal como fondo primigenio, natural, puro, esencial.

El banco de trabajo reciclado y que aún conserva su tornillo de apriete....,
 en mi taller de esqueletaje tengo uno igualito.
El cabezal reciclado, sencillo, austero, básico...,
 en contraposición a los otros tres cabezales tapizados 
que también nos encontramos en la revista.
Cabezal y banqueta haciendo frente común
 con el estilo clásico y potente de los Chesterfield
 que se verán las caras con el TOP TEN 
de los sofás seleccionados por Nuevo Estilo.
Otro concepto de cabezal. otro concepto de dormitorio. 
El cabezal se apoya directamente en el parqué 
y parece extenderse junto a la cama tapizada


   Por cierto, no me he olvidado de esos 20 top sofás…, pero visto lo visto me quedo con el Chester y la casa bosque…, pero os dejo algunos de esos top sofás.




martes, 16 de octubre de 2012

EN LA TAPICERIA DE PABLO GARCIA.






                                                         Email:   tapiceriapablogarcia@hotmail.com
    Me apetecía montar sobre Duna y me apetecía visitar a Pablo, nunca había estado en su tapicería y el día era cálido, quizás demasiado, ideal para cabalgar, incluso para serpentear tumbando un poco a la custom entre los carriles de la avenida o para disfrutar de su ruido parado en los semáforos, del motor en V girando redondo, casi con unos compases perfectos, sin variaciones, sin toses ni temblores…, y después ese característico clanck cuando engranas primera desde los largos mandos avanzados, suena ese crujido y Duna se mueve, me empuja hasta la puerta de la tapicería, hasta esa fachada que se mimetiza con ella.
   Saludo a Pablo y a su hijo Salva que lleva en la mano dos enormes bocadillos envueltos en papel de plata.
   - Joder, os he pillado a punto de iros…, dame solo unos minutos, Pablo, para que eche unas fotos.
   El sonríe, Salva se va al  bar para ocupar una mesa y yo desenfundo el móvil con el flash activado. Son pequeños fogonazos blancos y el sonido virtual de ese obturador que, de alguna forma, suena como homenaje contínuo a otra forma de hacer las fotos.

   Y esas patas despuntadas ya colocadas  
                                 en los sofacitos.      


  En el zaguán surge el universo del tapicero, decenas de muestrarios de telas en las que los colores brotan como desde el estudio de un pintor, pero me fijo en la colección de imitación a pieles de la firma Comersan, es la tendencia llamada animal print…, y me encantan, incluso el tacto de la tela es agradable y aterciopelado.

                   
                                                                           



   Un enorme cabecero se cuadricula y se acolcha tras dos sillas que representan dos estilos, dos formas de concebir la estética, el estilo, el sentido de la belleza. Una silla clásica, de  respaldo en madera vista y asiento tapizado contra una pieza que recuerda mucho a los diseños de Arne Jacobsen, patas de acero cromado y un asiento sin relleno, tan enfundado por un polipiel blanco, ya gastado y fatigado.



                         Estilos antágonicos, distintas concepciones
                        de la funcionalidad y de la estética..., pero
                         igual de mimado por las manos de Pablo.  

    
                                     Y ya dentro del taller....

Rellenos de distintas densidades y 
las infatigables máquinas de coser.



   Pero no quiero molestar más y cuando monto sobre Duna le pregunto lo mismo que suelo preguntar a todos los tapiceros de la vieja escuela.
   - ¿A qué años te pusiste a trabajar..?.
  Pablo suelta una carcajada comedida.
   - Pues como todos, a los catorce.
   La historia se repite, como la historia de mi padre y de la mayoría de tapiceros que heredé de él. Pero Pablo alarga un poco más su respuesta y me cuenta que estuvo diez años trabajando con Gonzalo Álvarez.
   - ¡Ostras, con Gonzalo…!.
   Cabeceo recordando la primera vez que Gonzalo entró en el taller de esqueletaje; por aquel entonces mi padre vivía y trabajábamos juntos y aquel tapicero, de cabellos rizados y modales serios y educados, rompía con todos los perfiles de nuestros clientes. Creo que Gonzalo se formó como tapicero fuera de España, él me habló de Francia y Pablo me apunta que también estuvo en Bruselas, quizás por eso Gonzalo llegaba envuelto por unas maneras distintas, era exigente y primoroso y, verdaderamente, exquisito con su selecta clientela. Cuando nos encargaba algún esqueletaje sabía exactamente que quería y como lo quería. Y de la mano de Gonzalo viví un episodio algo amargo; me puso en contacto con el gerente de Vidal  Grau después de asegurarles que yo era un buen esqueletero y que podría hacer frente a cualquier prototipo, pero le fallé y cuando me presenté en la nave de la firma en Bétera, admití que no estaba en condiciones de hacer esas dos piezas. Eran complejas, caras, trabajosas…, admito que me desbordaron, pero creo que cuando no puedes abarcar algo, cuando eres consciente de que vas a fracasar estrepitosamente, lo mejor es hacerse a un lado y llamar a alguien que sea capaz de hacerlo y éso es lo que hice.
   - Bueno Pablo, te voy a dejar que vayas a almorzar, que tu hijo ya le habrá hecho un buen agujero a los cacaos y las olivas.
   - Quédate a almorzar con nosotros, hombre.
   - Gracia Pablo…, pero  me voy al taller ya,  que tengo que hacer cuatro sofás y ya voy con el tiempo justo…, bueno y es que así subo a casa y veo si mi madre se ha levantado bien.
  Pablo sonríe, me da la mano y Duna arranca, mientras él se encamina hacia  el bar, a almorzar con su hijo…, igual que hacía yo con papá, después él se quedaba un ratito más a ojear el periódico.

viernes, 14 de septiembre de 2012

CABECERO TAPIZADO CON OREJAS.

Montar sobre Duna se ha convertido en un placer. Rodar plácidamente, envuelto en el sonido del bicilíndrico y sintiendo como mis neuronas se estimulan, se ha convertido en un placer. Utilizar mis manos y pies para cambiar de marcha, para frenar, para acelerar y para embragar, se ha convertido en un placer, igual que ver a Vicente, uno de los oficiales de Juan Vicente Comes, claveteando las tachuelas o chinchetas, aprisionando la piel de la silla contra la madera y pasando a menos de un milímetro de la madera pulimentada; ése es otro placer que no me canso de contemplar y de gozar.


- Vicente, éso que estas haciendo, seguro que le gusta a Pedro –anuncia Rafa, el otro mítico oficial de Juan, mientras remata un preciosa y coqueta butaquita bautizada con el nombre de la primera mujer, Eva.

Pero Vicente ve normal clavetear sin proteger la franja de haya pulimentada; lleva muchos años haciéndolo y miles de chinchetas clavadas, pero a mi me da igual y sigo observándole hasta que decido acercarme al cabecero con orejas que le serví a mediados de julio.

Lo observo y me invade el desánimo. La tela de un verde oscuro no me gusta nada, es sosa y de un tacto estéril y frío. Quizás había puesto demasiadas expectativas en esta pieza, pero es un cabecero hecho al gusto del cliente, hecho a medida de sus deseos y tapizado con la tela elegida por él. Pensar así me hace sonreír y le saco unas cuantas fotos, realmente aún no está terminado, pero ya se puede ver como quedará.


- Bueno, Pedro, ¿ y la novela qué…?, ¿cuándo la acabas…? –me pregunta Rafa.
- Me queda poco; este otoño tengo que terminarla.

lunes, 27 de agosto de 2012

AD, Architectural Digest, número 72. Septiembre 2012




Voy a confesar que el color de la portada de AD me ha hecho comprar la revista sin vacilar, ilusionado y animado por ese amarillo intenso, aderezado con titulares en rojos, verdes y negros que hablaban de lo mismo, del color y su influencia, hasta el punto de compararla con los efectos del popular Prozac.
Y siguiendo con las confesiones, ya en el Editorial, la directora de AD, Montse Cuesta, nos invita a fundirnos en los universos de color que nos prepara en este número que ya se asoma al otoño, puede que escapando de un verano caluroso y envuelto con la angustia de esa crisis, a la que la misma directora se refiere sin tapujos al titular el editorial con un titulo muy claro y directo.
“EL COLOR EN TIEMPOS DIFÍCILES”
Pero pese a esos tiempos difíciles o puede que impulsados por ellos, en las siguientes páginas me encuentro con un caudal inagotable de colores, de ideas, de muebles, objetos, salones, dormitorios,  habitaciones inundadas por esos colores que tanto influyen en nuestros estados de ánimo. Incluso, los animales encuentran su sitio en ese cosmos colorista que AD ha recreado para nosotros y podemos ver la cornamenta de un gamo colgada de una pared azul cobalto, casi como si fuese un cielo, el cielo de un paraíso en el que surgiese la vida animal, en la que un coatí y un ibis comparten silencio, junto a la mirada de Zaza, la mascota de Florian Seyd y Ueli Signer, en Amsterdam. 
Sin embargo, de entre todos esos animales, algunos disecados y otros hechos de resina, me quedo con esta maravillosa fotografía de mi amigo Goyo, de ARS NATURA. La impresionante cabeza de un rinoceronte blanco surgido tras décadas a la intemperie y de entre las manos de la propia naturaleza.



Verdes, rojos, anaranjados, azules, amarillos, rosados…, todos los tonos y gamas parecen tener un lugar de la mano de decoradoras y decoradores con gusto y con ánimos de renovar el presente con piezas del pasado, con estilos de otras épocas que, curiosamente, irrumpen en el nuevo siglo cargados de fuerza y expresión. Incluso, el peculiar tono de la piel, el tono de cuero tiene una página especial en la seccion Buscador AD titulado “Cuero quiero”, nos descubre la tienda A Fleur de peau, en pleno mercado de Las Pulgas, en Francia. Describen el mimo con que sus propietarios fabrican, tapizan y restauran la piel de los llamados sillones Club, siempre manteniéndose fieles a los estilos y tendencias que marcaron las modas de los años 20 a los 60.

Durante unos instantes observo los modelos de las fotografías y puedo concluir que los he hecho todos y que los sigo haciendo. De vez en vez, los clientes vienen con alguna fotografía de esos sillones Club y a los pocos días ya tienen el esqueletaje, de la misma forma que en la revista me encuentro con un par de Chesters que también me son muy familiares, sigo viendo sus estructuras interiores de madera y no puedo dejar de murmurar por lo bajo.
- "Ésos los puedo hacer…"

Igual que muchas de las butacas y de los sofás que aparecen en AD, casi todos ellos vestidos con telas a tono con el lema de este mes, con tejidos coloristas, vivos, llenos de luz y reflejos, como la versión en azul de un sillón que recuerda mucho al Papa Bear de Hans Wegner.

Esta imagen pertenece al reportaje gráfico que ilustra un interesante artículo titulado "El rastro de Madrid renace"
Y como buena revista de decoración, AD, recoge la nueva tendencia en cabeceros, el clasicismo eternamente elegante del capitoné y las orejeras, en el modelo de la fotografia esas orejas se insinuan como dando pistas de por donde irá la estetica de los dormitorios.