Es una pena no poder visitar a Tapestry durante una de esas mañanas que monto en Duna y me paseo. Zaragoza queda algo lejos para acercarse a tomar un café junto a un tapicero enamorado de su trabajo y aficionado a los blogs.
"Sinapsis de un tapicero", así titula Tapestry su blog, un espacio virtual en el que nos enseña los secretos de un trabajo artesano y ancestral, no puedo evitar pensar en aquellas primeras vestimentas en piel, en aquellos primeros abrigos fuera de la protección de la piedra, armados con puntales de madera y piezas de cuero. Una prehistoria en la que fueron capaces de crear las primeras agujas perforadas de hueso o de marfíl.
Las que utiliza Tapestry son de metal, pero la habilidad está en sus manos y en su gusto, en el respeto profundo hacia su trabajo y en esa pasión que le hace sentirse orgulloso y digno de ser lo que es, tapicero.
Tapestry nos habla del punto escondido, del vivo o del doble vivo, de como tapizar unas sillas en piel después de "lidiar con el toro o con la vaca"..., como diría mi amigo. Nos habla de su oficio post tras post y responde a quien le pregunta, a quien duda, a quien necesita de su saber y de profesionalidad.
Y por cierto, Tapestry, tenía que contestarte al tema de la pata Chippendale y su remate. Es cierto que resulta complicado hacerlo bien, hay quien clavetea chinchetas y quien hace lo que tú, colocar esos cartoncitos para ganar espacio (los que usáis para tapizar a la inglesa) y así disimular las grapas por debajo.
Lo ideal sería que el esqueletero (yo mismo), practicase una recalada de unos 3 milimetros por 3 milimetros justo por encima de la pata, la tela se podría rematar ahí y las grapas quedarían enterradas para siempre. También sería interesante probar rebajando un poquito de la pata para que la tela enrasara con el costado y con el delantero.
