Esta mañana he visitado a los hermanos Gómez, bueno la verdad es que la visita no ha sido casual, el viernes pasado me comentaron que los basculantes estaban quedando muy bien, ya con los bastidores nuevos y con la carcoma muerta por asfixia en la cámara de gas.
Julían cabeceaba y mientras ayudaba a su hermano a comprimir los muelles, comentaba.
- Si que le tiene cariño esta mujer a los sillones, si..., la faena que llevan, bastidores nuevos, cámara de gas, tela nueva...., ¿te gusta la tela, Pedrín...?.
Mi padre me llamaba Pedrín..., y los viejos clientes me siguen llamando Pedrín y a mi me gusta, pese a que ya tenga que usar gafas para ver de cerca.
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Jose aplica lo último en tecnología de medición para igualar la altura de los muelles. |
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Para evitar que los muelles "rechinen", Jose y Julian forran los retales de cuero. |
- Coño... -murmuró cuando noto como el sillón cede hacia atrás hasta hacer tope- no bascula..., pensaba que se balancearía.
- No, no... -responde Julian- la sentada es así.
- Ya.
Me inclino hacia delante y es entonces cuando noto como el basculante me ayuda a levantarme, como me facilita incorporarme. Sonrío y les miro, vuelvo a dejarme llevar por mis ensoñaciones y recuerdo el comentario de Tapestry en el primer post sobre estos orejeros tan vintage y tan originales,"es la primera vez que veo algo así...", y Tapestry no es un aprendiz de quince años, es un tapicero experimentado y con años de oficio.
- Desde luego, el tío que se invento ésto tuvo que pensar -apunta Jose.
- A mi me da que esto se hizo para que los ancianos se pudiesen levantar...,si haces un orejero con mucha tirada de respaldo es cómodo, pero a una persona mayor le cuesta un huevo levantarse y más si el asiento de es de muelles...-aventuro- pero si haces un respaldo con poca tirada, pero que se inclina cuando te sientas, resulta cómodo y encima te puedes levantar sin esfuerzo...., yo no le veo más sentido.
Julián, arruga la frente, se acerca al basculante, se sienta, sonríe y me mira.
- Pues creo que tienes razón, Pedrín.
Julián y Jose observan satisfechos mis movimientos alrededor del orejero, aunque también oyen mis quejidos cuando me agacho y me levanto.
- Joer..., que me he mareado...., ¡ostras Pedrín, ésto también hay que fotografiarlo...! -exclamo descubriendo las últimas creaciones de Jose, ceniceros y portavelas hechos con latas de birra recicladas.