"Incluso en el futuro, la Panton Chair resultaría futurista....",
( Pedro Bonache, esqueletero y charlatán)
La Panton Chair es una silla que siempre me hace sonreír y que siempre desata mi imaginación, si la veo de color blanco me recuerda a los fantasmas del Exin Castillos, la veo como un ente cubierto por una sabana que flota, que la mantiene en el aire y que incluso oscila y se mece si nos sentamos en ella. A veces veo su base como la cola de un ave que la mantiene firme, también me recuerda a la silla encantada de un mago que pasa su mano por debajo de ella para demostrar al incrédulo publico que no hay patas, ni tres ni cuatro..., es la silla de un mago, la silla de un visionario, la silla de Verner Panton, puede que la obra maestra que surgía en su mente cuando me madre me llevaba en su vientre, halla por 1966, un año después Verner Panton presentaría su fascinante silla en forma de S, en forma de cobra que se yergue, que se retrae para quedar en voladizo sobre esa nervadura con forma de velo, como la cola de un vestido nupcial que se alargase deslizándose hacia el altar.
La Panton Chair podría ser un holograma de mil colores, podría ser un haz de energía solidificada sobre la que los habitantes del futuro se sentarían, porque incluso en el futuro, la Panton Chair resultaría futurista, en ella verían la esencia, la pureza de líneas, la esencia de las fuerzas y de los apoyos, la ausencia de ensambles o uniones, el salto del material, el adiós a la madera, la llegada del petróleo, del plástico y de las resinas. Nuevos materiales que excitaron la imaginación, la creatividad, la formas, el diseño...., la Panton surgió así, buscando la dignidad mas allá de la Naturaleza en estado puro a la que habían idolatrado los diseñadores daneses..., parecía llegar del futuro para hipnotizar al presente.
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