
Voy a confesar que el color de la portada de AD me ha hecho comprar la revista sin vacilar, ilusionado y animado por ese amarillo intenso, aderezado con titulares en rojos, verdes y negros que hablaban de lo mismo, del color y su influencia, hasta el punto de compararla con los efectos del popular Prozac.
Y siguiendo con las confesiones, ya en el Editorial, la directora de AD, Montse Cuesta, nos invita a fundirnos en los universos de color que nos prepara en este número que ya se asoma al otoño, puede que escapando de un verano caluroso y envuelto con la angustia de esa crisis, a la que la misma directora se refiere sin tapujos al titular el editorial con un titulo muy claro y directo.
“EL COLOR EN TIEMPOS DIFÍCILES”
Pero pese a esos tiempos difíciles o puede que impulsados por ellos, en las siguientes páginas me encuentro con un caudal inagotable de colores, de ideas, de muebles, objetos, salones, dormitorios, habitaciones inundadas por esos colores que tanto influyen en nuestros estados de ánimo. Incluso, los animales encuentran su sitio en ese cosmos colorista que AD ha recreado para nosotros y podemos ver la cornamenta de un gamo colgada de una pared azul cobalto, casi como si fuese un cielo, el cielo de un paraíso en el que surgiese la vida animal, en la que un coatí y un ibis comparten silencio, junto a la mirada de Zaza, la mascota de Florian Seyd y Ueli Signer, en Amsterdam.
Sin embargo, de entre todos esos animales, algunos disecados y otros hechos de resina, me quedo con esta maravillosa fotografía de mi amigo Goyo, de ARS NATURA. La impresionante cabeza de un rinoceronte blanco surgido tras décadas a la intemperie y de entre las manos de la propia naturaleza.
Sin embargo, de entre todos esos animales, algunos disecados y otros hechos de resina, me quedo con esta maravillosa fotografía de mi amigo Goyo, de ARS NATURA. La impresionante cabeza de un rinoceronte blanco surgido tras décadas a la intemperie y de entre las manos de la propia naturaleza.
Verdes, rojos, anaranjados, azules, amarillos, rosados…, todos los tonos y gamas parecen tener un lugar de la mano de decoradoras y decoradores con gusto y con ánimos de renovar el presente con piezas del pasado, con estilos de otras épocas que, curiosamente, irrumpen en el nuevo siglo cargados de fuerza y expresión. Incluso, el peculiar tono de la piel, el tono de cuero tiene una página especial en la seccion Buscador AD titulado “Cuero quiero”, nos descubre la tienda A Fleur de peau, en pleno mercado de Las Pulgas, en Francia. Describen el mimo con que sus propietarios fabrican, tapizan y restauran la piel de los llamados sillones Club, siempre manteniéndose fieles a los estilos y tendencias que marcaron las modas de los años 20 a los 60.
Durante unos instantes observo los modelos de las fotografías y puedo concluir que los he hecho todos y que los sigo haciendo. De vez en vez, los clientes vienen con alguna fotografía de esos sillones Club y a los pocos días ya tienen el esqueletaje, de la misma forma que en la revista me encuentro con un par de Chesters que también me son muy familiares, sigo viendo sus estructuras interiores de madera y no puedo dejar de murmurar por lo bajo.
- "Ésos los puedo hacer…"
Igual que muchas de las butacas y de los sofás que aparecen en AD, casi todos ellos vestidos con telas a tono con el lema de este mes, con tejidos coloristas, vivos, llenos de luz y reflejos, como la versión en azul de un sillón que recuerda mucho al Papa Bear de Hans Wegner.
Esta imagen pertenece al reportaje gráfico que ilustra un interesante artículo titulado "El rastro de Madrid renace"
Y como buena revista de decoración, AD, recoge la nueva tendencia en cabeceros, el clasicismo eternamente elegante del capitoné y las orejeras, en el modelo de la fotografia esas orejas se insinuan como dando pistas de por donde irá la estetica de los dormitorios.