La brisa fue capaz de atravesar toda la ciudad y de remontar por mi calle, aunque también puede que hubiese subido aprovechando el viejo cauce ajardinado del rio Turia, pero terminó saltando el pretil y me acarició mientras yo miraba hacia el objetivo de la Nikon posada en su tripode.
Sonó el obturador y durante unos instantes me quedé así, con mis largas piernas reposando en el R-160 y con mi espalda encajada entre las cuadernas del Wing Chair, observando el vuelo de las golondrinas que todos los años volvian a sus nidos de saliba y barro y echando de menos a los vencejos, ellos ya habian empezado a regresar a África.
Me sentí relajado y me habria quedado así un buen rato, observando la risa de un niño y preguntandome donde estaban el resto de los niños. Recordé que en verano la calle estaba repleta de corrillos donde las madres y los padres tomaban la fresca, entonces se mezclaban sus conversaciones con la algarabia de los niños y niñas y con las voces de los locutores de radio. Anochecia y los vecinos cenaban en esos mismos corillos y la chiquilleria cenaba estrujando los bocadillos entre carrera y carrera, para que no se callese la mezcla.
Y encontré la respuesta unos instantes despues, el niño era yo...., el unico niño capaz de tomar la fresca en una calle desierta en la que ya nadie cenaba en el portal de sus casas.
Es verdad eso que dices de las calles vacías, en mi calle aun hay niños, pero las madres y padres se encierran con las nuevas tecnologías, no se conforman ya con las conversaciones de sus vecinos, y la fresca ya no la toman en sus puertas, ponen 'el aire' en casa y alimentan por lo tanto bastante el recibo de la luz!
ResponderEliminarGraciosas las 'afotos'!
Bss
Bueno Dorita, todo cambia, las modas y las costumbres, pero creo que los niños y las niñas creciamos como mas curtidos cuando jugabamos en la calle, habia mas interaccion, mas contacto con la realidad..., ahora todo son actividades extraescolares y teclados.
ResponderEliminarbssssss, motera...¡¡¡¡