Recuerdo que algunas veces me encontraba a mi padre charlando con algun amigo en el despacho, yo era un niño y no me importaba demasiado de que pudiesen estar hablando, salvo cuando el amigo era Pepe el Pescador, entonces me quedaba y escuchaba interesado y sin interrumpir, deseando que llegase el viernes para salir de pesca con papá y Pepe.
Por entonces yo no se que preocupaba a los adultos, pero hoy en dia ya empiezo a tener cierta idea, por eso esta tarde he recibido a mi amigo Eduardo con una sonrisa y con la vieja silla de papá.
Eduardo andaba desorientado, fatigado y confuso, deseaba ser escuchado y escuchar palabras amigas que pudiesen responder a esa pregunta que le estaba demoliendo. Eduardo no podía entender ni asimilar su separacion tras 20 años de matrimonio, mi amigo Javier le escuchaba y yo me levantaba durante unos instantes para tomar una foto de ese momento en el que el taller de esqueletaje volvía a escuchar a las personas como ya lo hacia mi padre tantas decadas antes.
Jajaja, la ebanistería de mi padre también ha conocido este tipo de reuniones, recuerdos que parecen cobrar valor después de algunas décadas!
ResponderEliminarLlegó uno, después otro, y otro mas, ya mi padre a la tarea de nuevo, y ellos ahí seguían charlando! En invierno la cafetera encima la estufa, con que ya te puedes imaginar!
Salu2
Yo ya empiezo ha hacer como tu padre, les dejo hablando y sigo trabajando, pero en el fondo es algo bueno cuando la gente acude a tu lugar de trabajo a relajarse y a buscar cierto cobijo, o por lo menos a encontrar a alguien con quien desahogarse....., pero de momenro seguire sin ponder la cafetera, pese a las peticiones en firme que ya he recibido, je, je, je.
EliminarBesazoooo Dorita.
Mi madre se hizo amiga de la tía Luisa cuando tenía tres años, cuando mi madre murió me la dejó en herencia, me llama la llamo, nos echamos unas risas, algunos de los mejores momentos de mi vida me los ha hecho pasar ella, siempre tiene algo que contar es FANTASTICA
ResponderEliminarO sea Beatriz, que heredaste confesora y sabia...., no se la edad que tendras, pero cundo somos jovenes, a veces las hoistorias de los mayores nos parecen tostones, pero con los años no damos cuenta que de esas historias siempre se pede sacar un aprendizaje y un buen consejo.
EliminarUn beso Beatriz,....¡¡¡
Tengo 54 años pero siempre me gustaron las historias de los mayores, será que no tuve abuelos.
EliminarYo tarde un poco en empezar a valorarlas, pero ahora soy capaz de redordar muchas de ellas con cariño y aprecio.
EliminarAlicia, este comentario se queda, por supuesto que si.
ResponderEliminarDe verdad q arte tan an hermoso...me gustaría aprenderlo....tengo 33 años y quiciera devolver el tiempo y dedicarme a este arte hermoso...de verdad los envidio pero envidia de la buena....
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras, Eduardo, yo lo aprendí de mi padre y desde luego trato de seguir aprendiendo.
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