Esta tarde me ha visitado Zeng, el niño oriental que corrió junto a Duna aquella vez que viajé en el tiempo. Ha sorteado los sofás terminados y me ha pedido permiso para jugar con las calas y las cuñas del cubo.
- Claro que si, pero trabaja sobre ese tablero y no manches el papel de cola.
Zeng ha empezado a componer algo que solo él podía imaginar y cada vez que tenía alguna duda me llamaba y me pedia consejo, yo me acercaba y le sugería algun cambio, alguna posibilidad, alguna variante..., le invitaba a que explorase su propia imaginación, su creatividad, le invitaba a que sus jovenes manos diesen forma a lo que hasta ese momento eran geniales y brillantes chispazos entre sus dinamicas neuronas.
Tus trozos de madera, construcciones futuristas para Zeng. Seguro que te has recordado jugando tu también.
ResponderEliminarClaro que me recordaba a mi Eva..., a la infancia, a otra forma de sentir la vida, a tiempos pasados y a otra forma de sentir el barrio y a sus gentes.
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