( Fuente de la imagen web oficial IKEA)
- Siéntese, siéntese Vicente, es el Strandmon, el orejero vintage de IKEA... me encanta -admite el marido de su hija, tiene barba y coleta, también unas pulseras de cuero en la muñeca derecha, viste como desastrado, como si hubiese sacado la ropa de un contenedor y sin embargo su hija esta enamorada de él. Tiene aspecto de joven y la perplejidad invade al tapicero, los hombres de hoy tienen aspecto de niños y los niños de antes, los de su época, tenían aspecto de hombres.
- A los trece años estaba harto de tapizar este modelo -murmura el tapicero- pero yo lo hacia con el asiento de muelles...-se mira las manos y descubre las duricias en sus dedos de tanto tensar las cuerdas o de estirar las cinchas, llevan ahí desde su infancia, también siente la mirada de su mujer en el cogote y aunque no hable, con los años las miradas hablan y le dicen que calle, que a la gente de ahora no le interesan las historias de antes, pero él no puede callar- pues es como el orejero que tenia la abuela en la salita, se lo retapicé media docena de veces... ya veremos cuantas lo retapizareis vosotros.
- Estos muebles no se retapizan... cuesta 199 euros, no vale la pena.
- No lo entiendo... -el tapicero niega con la cabeza mientras echa una mirada al nuevo catalogo de IKEA, el orejero esta ahí, incluso le hacen una especie de entrevista en la que se habla de la artesanía, incluso se habla de los pliegues hechos a mano del reposabrazos, se habla del valor de la pieza hecha a mano- si tiene tanto valor como dice aquí ¿Por qué no lo retapizais...? no lo entiendo.
El marido de su hija sonríe y contesta a una llamada del móvil, vuelve a sentir la mirada de su mujer y se gira hacia ella, sonríe y se siente mejor, ella si le entiende pero él ya no entiende al mundo, todo parece del revés.
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