Ponti sentado en su famosa silla Leggera. |
Arquitecto, diseñador, profesor, escritor, poeta... lo que llamaban un hombre del Renacimiento, así era Gio Ponti.
Suena mi móvil, no conozco el numero pero contesto, poco después sonrió y la conversación se anima, ella me habla de unas butacas italianas de los años 50, aventuro que serán unas Lady, son las mas conocidas pero cuando me envía las fotos al correo, desde una pagina de subastas, admito que no se quien las ha diseñado, aunque en la descripción se habla de "butacas estilo Gio Ponti..."
- Si Marta, te puedo hacer esas butacas, lo único complejo son las patas metálicas, hay que fabricarlas expresamente y el precio se puede disparar... pero bueno que si, que puedes tener esas butacas en tu casa... y en terciopelo.
- ¡Que subidón...!
Me encanta cuando percibo la emoción en esa clienta que ha llamado entre titubeos y que descubre que se puede fabricar una pieza a medida de su espacio y de su gusto, que se puede fabricar lo mas parecido a un deseo, a un anhelo. Son momentos reconfortantes aunque envueltos en cierto vértigo, el que siento cuando me enfrento a una butaca que debe de convertirse en algo amado, en algo personal que debe mirar a su dueño como algo único, como algo irrepetible, como algo concebido solo para ella.
Gio Ponti sentía ese vértigo permanentemente porque toda su vida estuvo creando, levantando edificios o diseñando cafeteras, butacas y sillones, lámparas e incluso vajillas, impartiendo clases en la universidad, editando revistas de diseño y decoración, escribiendo versos, creando formas... una actividad apasionada, intensa, llena de empuje y de ilusión.
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