- ¿Quién soy...?Apenas si entra claridad por el tragaluz cegado por el serrín, por el polvo, por el paso del tiempo convertido en algo sólido. Suelo delirar y creer que cuando deje de entrar la luz, me jubilaré o habré muerto, aquí mismo, a los pies de RO... el Replicante, a los pies de los tablones.
- Eres una réplica pero eres igualmente auténtico, tienes parte de mi, de mi ilusión, de mi deseo...y eres hermoso...él te diseñó bien.
El Replicante me observa y se mira, después a mi de nuevo.
- ¿Y como son los otros...?
- Son sintéticos, de fibra, pero durarán mas que tu y que yo... yo soy orgánico y poco a poco envejezco, tu eres de madera y poco a poco te irás degradando.
Silencio, cae la noche fuera del taller y los fluorescentes crean un ambiente artificial, casi frio, el sol ya no crea ese ambiente cálido y lleno de vida, el serrín cubre mi piel y mis manos, se cuartea si muevo los dedos. Silencio, la luz de las farolas es ambarina.
- Mañana te marcharás, eres un replicante, pero no olvides que te ha hecho un humano con sus manos y con su alma, con sus defectos, con sus vicios, con sus miserias.
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