Cuando pedaleo por carretera apenas si puedo abstraerme, tengo que estar atento al tráfico, a la circulación, a los automóviles..., pero cuando pedaleo por la sierra Calderona con la bici de montaña todo cambia, desaparece el ruido de los motores y tan solo escucho el murmullo de los neumáticos sobe la tierra, mi propia respiración cuando trepo por alguna de sus rampas y el canto de la alondra cuando paro en alguna de sus fuentes. Después sigo pedaleando y mi mente se va a ese sofá que me han pedido y que no tengo claro como hacer, voy pedaleando ensimismado y pensando en como plantearlo hasta que la Calderona me da la respuesta, en ese momento sonrío, vuelvo a parar y escucho el viento entre sus pinares o rozándose contra sus riscos y contra sus paredes de rodeno.
En esos momentos me siento un poco como Julio, como el protagonista de esta novela que tenía que escribir a esta serranía que tanto me a dado y que tanto tiene que ofrecer a las personas que sean capaces de amarla y respetarla como se merece
Si a alguien le apetece leerla tan solo tiene que seguir el enlace y descargársela gratuitamente.
"El hombre de la sierra Calderona" , así se titula la aventura de un hombre que renuncia a la sociedad y a la compañía de los humanos y que se refugia en otra sociedad, compuesta por tres podencas, por una galga, por un ratonero valenciano y por toda la Sierra Calderona.
Estoy sin internet y por eso no has vuelto a tener noticias mías, me ha encantado tu libro.
ResponderEliminarFelicidades!!
¡¡ Gracias Beatriz..¡¡¡¡, y ponte internet cuanto antes, je, je, je.
EliminarA todo esto Beatriz, ¿a que libro te refieres..., a este de la Calderona o al del esqueletero...?
EliminarAl del esqueletero que nos dejaste el enlace en Bellas Artes
EliminarMe lo imaginaba, Bea, me alegra mucho que te haya gustado, es un libro muy sincero y desde luego escrito con el corazón.
EliminarHola Pedro. Rastreando con espíritu sabueso, y siguiendo los rastros que dejas entre la hojarasca, y el monte bajo, encontré tu blog.
ResponderEliminarNo deja de tener su gracia el hecho de que personas a las que llamamos casi por el nombre de sus perros y de las que apenas conocemos nada despliegan a la mínima señal una vida llena de caminos e historias. Leeré tu "Hombre de la Calderona", pero también tus otras obras. Y ya te iré dando mis impresiones aunque no me las hayas pedido.
Ah, una pista: Tibet no me ha ayudado en los rastreos. Así ya sabes quien soy.
Por cierto, te invito a mi blog. Cuando quieras, date un paseo.
Saludos y nos vemos por el rio!
Je, je, je..., exacto, rastros por la hojarasca y el monte bajo, aunque casi que dejo mas rastro por mi verborrea incontenible. Me paso por tu "sitio"..., y si, nos vemos por el rio, esa especie de túnel del tiempo y del espacio en el que muchas veces nos refugiamos.
EliminarHola, pues yo te he encontrado rastreando también por este mundo extraño que dicen está en una nube y da un poco de vértigo, casi tanto como el que me dio la primera vez que vi "Matrix". El origen del rastreo no te lo voy a decir, pero me extraña que te hayan dejado poner los títulos de tus libros. Así es muy fácil encontrarte¡
ResponderEliminarEstoy haciendo un trabajo sobre los artesanos valencianos, y tengo que preparar una exposición para enero, ...me gustaría saber algo más del tuyo, sobretodo en lo que se refiere a cómo le das visibilidad a tus creaciones, cómo te mantienes a flote en esta época tan complicada y cosas así. En breve te escribo y me paso por el taller. Un saludo
Bueno, no hace falta que me digas de donde vienes, je, je, je. Esa web de la que estanos hablando no es tan perfecta, hay sistemas para pasar por encima de los robots rastreadores que continuamente la patrullan..., da miedo, ¿eh...?. Bueno, escríbeme cuando quieras, y en "El esqueletero que admiró...." escribo como logro mantenerme a flote y como doy visibilidad a mis creaciones..., bueno, a mis replicas.
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