Los esqueleteros nunca visitabamos las casas de la clientas, nunca veiamos nuestros esqueletajes tapizados y no saliamos del taller, incluso los tapiceros se encargaban de tomar medidas en las casas y creo que los esqueleteros tampoco montaban en moto y menos en una custom como Duna, ni siquiera yo, que ni siquiera habia sido capaz de subirme a una Puch, de esas que causaron furor en mi barrio..., pero algo ha cambiado lentamente, tan lentamente que el cambio ha llegado para quedarse, por eso hoy he arrancado a Duna y he sonreido dejandola calentar un rato..., aunque ahora que recuerdo si que habia un esqueletero que montaba en moto, pero de eso hace muchos años, era mi padre.
Me contó que una vez metió la rueda delantera de su Ossa en uno de los railes del tranvia y se fue al suelo, pero como venía de la serrería con un monton de barras de silla cruzadas en el asiento, no le pasó nada, se rasgó los pantalones y volvió a montarse en aquella legendaria 125.
Brunnn, brunnn, brunnn...., seguía sonriendo y después me he lanzado por los tuneles horadados a los lados del viejo cauce del rio Turia y he llegado hasta la casa de Pilar disfrutando de la custom y de mi estetica vintage, de su color camel, del sonido de sus escapes dobles y de mi cazadora a juego con el color de Duna.
Y ocho pisos después me he quedado quieto al asomarme al salón de Pilar, ella sonreía y creo que miraba mi boca entreabierta.
- Esto es precioso..., me encanta -he terminado confesando ante los dos esqueletajes, ya tapizados y reposando entre maderas, entre laminas de haya y listones de mobila. La madera forraba el salon vintage de Pilar y se enfrentaba a un enorme ventanal que se abria a una terraza selvatica. Ese salon era por si mismo un autentico hogar, una especie de casa-arbol en medio de la urbe.
Salus..., su martido, también sonreía y me hablaba en valenciano. Reía ante mis comentarios y ante mi asombro cuando he descubierto a unas replicas blancas de las sillas de chapa metalica de Xavier Pauchard junto a un par de silloncitos de estilo danes, viejos y gastados, impregnados del vintage mas auténtico y genuino y dejando entrever algunas hechuras del mismisimo Finn Juhl, sobre todo en las traviesas que sujetaban el bastidor del asiento, con el tipico corte en media luna que les daba una ligereza visual fantastica.
El salón de Pilar rezumaba un estilo de otros tiempos, de otras epocas, incluso centenares de libros inundaban las estanterias y la mesa de trabajo de Salus, en vez de soportes informaticos. En ella, en su mesa de madera, sobría y funcional, crecían torres de papel impreso y de notas... y apenas si habia sitio para un pequeño portatil que parecia asustado y sometido ante esos rascacielos de libros, de pilares de papel limpreso por millones de letras, palabras y frases.., era un atico detenido en el tiempo y en el gusto de Pilar y de Salus..., era el salón vintage de Pilar.
Pilar y su marido tienen un salón precioso. Es un privilegio entrar allí contigo, y un placer ver unas de tus obras vestidas.
ResponderEliminarUn saludo
Hola Dana...¡¡¡¡, si que es un salón precioso si y armonioso. Me alegro mucho de haberles visitado.
EliminarUn saludo, Dana..¡¡¡¡
Coincido con dana, un salón muy guapo ;)
ResponderEliminarEl colorido de los sofás rompiendo con la madera de fondo me gusta casi tanto como la silla del escritorio, un gusto digno de alabanza.
Un saludo, Tapestry.
Hola Tapestry, pues todo el conjunto es obra de Pilar, los colores y los modelos..., es que las revistas de decoración dan mucho juego, ¿eh...?.
EliminarUn abrazo...¡¡¡¡¡
Que bonito es ese azul.Parecen el cielo y el infierno conviviendo en un bosque de madera.
ResponderEliminarJe, je,je, Oscar..., me encanta tu descripcion y te confieso que no pensaba que fuese a quedar tan bonito el conjunto...., lo que queda claro es que las mujeres ven mas.....
EliminarPodías abrir una sección nueva: "más allá del esqueletaje" . Más besos textiles ;.-)
ResponderEliminarAy, ay, ay...., ¡¡ como me gustan tus besitos textiles, Pirmera Mujer...¡¡¡¡¡¡
Eliminar